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Comentario a Tiempo: Paco Rojas

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Por Teodoro Rentería Arróyave*

La reciente desaparición de la escena política, después de muchos años de ligar chambas de primer lugar en el espectro burocrático del país, del contador Francisco Rojas Gutiérrez, más conocido como “Paco Rojas”, ha provocado una serie de opiniones adversas y hasta polémicas.

Algunas de ellas se quieren circunscribirse al amorío y posterior matrimonio de su hija, Gabriela Rojas Jiménez, con el controvertido ex embajador de Estados Unidos en México, por cierto de origen mexicano, Carlos Pascual, en vista de que el personaje quien ahora ocupa el alto cargo de enviado especial y coordinador internacional de Asuntos Energéticos del Departamento de Estado del país vecino, y su cónyuge es agregada de la Secretaría de Gobernación de nuestra Embajada en Washington.

Es obvio que tales posiciones provocaban, cuando menos, un conflicto de intereses con el alto puesto de director general de la Comisión Federal de Electricidad, CFE, del padre y suegro, Paco Rojas. ¿Cómo podría explicarse que con la Reforma Energética las situaciones de dichos esposos no podrían complicarse? Nosotros creemos que a pesar de la separación del cargo persiste la contaminación puesto que información confidencial del Gobierno mexicano puede filtrarse.

Todo lo anterior es bien cierto, pero pocos han analizado la actuación del personaje renunciante o renunciado; se destaca que mientras Paco Rojas estuvo al frente de la paraestatal que fundará en 1937, el presidente, Lázaro Cárdenas del Río, ni por asomo salió a defender la Reforma Energética de su jefe, el presidente, Enrique Peña Nieto, sí acaso dos mínimas referencias públicas.

De todos los nombramientos de los integrantes de los Gabinetes Legal y Ampliado, el único que llamaba la atención era el de Rojas Gutiérrez, no sólo por la distancia generacional, sino precisamente porque no encajaba en el primer  círculo del primer mandatario, mucho se ha especulado que representaba una cuota de poder al ex presidente, Carlos Salinas de Gortari.

Es de considerase, si se observa con cuidado a los cercanos colaboradores del Jefe del Ejecutivo Federal, que no es dado a otorgar esas cuotas de poder. La separación misma de Paco Rojas lo comprueba, si fuera una cuota de poder a Salinas de Gortari y sí Peña Nieto fuera proclive a esas cuotas de poder el contador Rojas hubiera sido de los “intocables”, no de este sexenio sino de la historia que sí los hubo y en cantidades ofensivas.

Francisco Rojas Gutiérrez, siempre acompañado de su hermano, Carlos, quien también ha ocupado y ocupa cargos públicos aunque no tan altos como los de su consanguíneo, se coló al equipo de Salinas de Gortari, desde los tiempos de la campaña electoral de don Miguel de la Madrid Hurtado, eran los más cercanos y ello continuó en la propia Presidencia de la República.

Mientras Salinas de Gortari, ocupaba la poderosa Secretaría de Programación y Presupuesto y Rojas  Gutiérrez se fue como primer titular de la Secretaría de la Contraloría, por cierto ambas dependencias desaparecidas, era obvio que tenían desde entonces un plan perfectamente ideado y luego mejor construido para alcanzar la Presidencia de la República.

Su meta la lograron fácilmente, el mismo Don Miguel la propiciaba, por ello los precandidatos  a la Presidencia de la República, desde aquellos tiempos lo dijimos, se dividieron en dos: Los que fueron simples comparsas de lo planeado y los inocentes que creyeron en el juego limpio. También en aquel entonces nuestras  opiniones molestaron y mucho pero al final se tuvo que aceptar, aquello de que en la política nada es por generación espontánea.

Paco Rojas y su grupo de incondicionales, en el que se cuenta al que fuera contralor general de la Federación, de triste memoria, Arturo González de Aragón, es capaz a través de sus súbditos, hasta de mandar amenazas de muerte, las cuales las hemos ventilado en estas entregas del Comentario a Tiempo.

Se dice que el tesorero de siempre de Carlos Salinas de Gortari ha sido Paco Rojas, como de éste ha sido González de Aragón.

Finalmente, es de resaltarse que no se ha publicado ni una sola a nota en favor del renunciado Paco Rojas, quien además como titular de la CFE, se bronqueó con la dirigencia sindical de la paraestatal.

El presidente Peña Nieto ha probado y lo está comprobando que en cuestión de remociones, cuando fallan sus titulares no se anda por las ramas, además de que dichos despidos o ceses han sido muy bien recibidos por el respetable. Ni modo, el pueblo siempre tiene la razón.

*Periodista y escritor, Secretario de Desarrollo Social de la FELAP.

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