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Trabajo infantil, obstáculo para el desarrollo

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  • Propone OIT tres acciones para combatir este fenómeno

Ciudad de México.- El trabajo infantil, aun cuando es una necesidad para muchos hogares, resulta nocivo para los menores que lo realizan y también para los integrantes de su familia, ya que refuerza esquemas de pobreza y marginación que tienden a repetirse, aseguró Thomas Wissing Pfeiffer, director de la Organización Internacional del Trabajo para México y Cuba.

En entrevista para la Comisión de Derechos Humanos del Estado de México, el funcionario de la OIT explicó que para prevenir y combatir ese fenómeno, lo primero es no justificarlo ni perpetuarlo, porque su práctica no ayuda a resolver los temas del desarrollo ni de ingreso económico de una familia en el largo plazo.

Detalló que los mismos jóvenes y niños que hoy trabajan en vez de estudiar, cuando sean adultos estarán mal preparados, en empleos mal pagados y por ello van a mandar a sus propios hijos a laborar, lo que conlleva a establecer un círculo que es indispensable romper a través de tres líneas de acción donde deben intervenir el gobierno, sindicatos, empleadores, sociedad civil y medios de comunicación.

En primer término se debe promover el trabajo decente, digno y bien remunerado. La segunda, agregó, es el acceso a una educación de calidad, donde los niños y sus parientes encuentren una alternativa que garantice un mejor futuro; y la tercera es contar con un sistema de protección social que cubra los riesgos que pueda enfrentar una familia por la pérdida del empleo del padre o la madre, por enfermedad, incapacidad o jubilación, pues en momentos de crisis muchas recurren al trabajo infantil porque no lo tienen.

Dijo que es importante no criminalizar a los padres y entender que están en una situación difícil y por costumbre, hábito, tradición o cultura piensan que llevar a los niños a trabajar es la solución, sin embargo, hay que concientizarlos de que eso no es la mejor vía, advirtió.

Por último, afirmó que muchos jóvenes de clase media están dispuestos a laborar y es aceptable si la ley lo autoriza, pues la OIT establece que a partir de los 15 años pueden emplearse en algo que permita terminar su educación, siempre y cuando no sea más de seis horas diarias en horario diurno y con ciertas condiciones, ya que les puede ayudar a su formación y preparación para la vida, pero no debe ser antes de esa edad ni poner en riesgo su salud o dignidad, concluyó.