Inicio Tu Espacio 45 Aniversario

45 Aniversario

0

Brasil Acosta Peña

Dirigente del Movimiento Antorchista en el Estado de México

El Movimiento Antorchista Nacional nació hace 45 años en Tecomatlán, Puebla, como iniciativa de un cerebro visionario, inteligente y comprometido con las causas de los menesterosos, del gran líder nacional de Antorcha, del ingeniero Aquiles Córdova Morán.

El nombre que toma originalmente nuestra organización es una sugerencia hecha por Doña Margarita Morán Veliz, madre del ingeniero Aquiles Córdova, pues cuando se le preguntó a la asamblea constitutiva, que tenía menos de una cuarentena de miembros, cuál debía ser el nombre de la organización, ella tomó la palabra y sugirió “Antorcha Campesina”, pues Antorcha es una luz que habría de iluminar el camino de los campesinos. Con el tiempo, el movimiento creció e inició su trabajo también en las áreas urbanas y se fortaleció con el nacimiento de Antorcha Popular; pronto surgió el trabajo entre los obreros y por ende, Antorcha Obrera; la diversidad de nuestra lucha nos llevó por derroteros no esperados: la lucha por escuelas y luego por generar en ellas una educación crítica, científica, democrática y popular, así surge Antorcha Estudiantil. De esta suerte, con el tiempo, el crecimiento de Antorcha se puso a la altura del crecimiento demográfico del país, que en los setentas, cuando surge Antorcha, tenía un componente rural del 75 por ciento y las zonas urbanas representaban apenas el 25 por ciento; sin embargo, desde los años noventa ya las cosas denotaban un cambio sustancial, hasta llegar a los días que corren en los que la proporción se ha invertido y ahora el 75 por ciento de la población vive en áreas urbanas y el 25 por ciento en zonas rurales. Así es que nuestra organización tuvo que adecuarse a las circunstancias y debido a ello hemos optado por nombrar de manera genérica a nuestra organización como: Movimiento Antorchista, sin abandonar el nombre original, Antorcha Campesina, pues muchos funcionarios, políticos y la población en general, nos conocen así. El himno de nuestra organización, compuesto por el gran músico veracruzano Juan Manuel Celis Ponce, dice: “Allá en Tecomatlán, nuestra organización, nació para luchar contra la explotación”. En efecto, la cuna del Movimiento Antorchista es el pueblo de Tecomatlán, enclavado en la mixteca poblana y uno de los municipios con los mayores rezagos cuando nació nuestra organización. El cacicazgo, como en muchos otros pueblos de este país, se sintió amenazado porque los pobres decidieron organizarse y defenderse en contra de su poderío y de su control económico, pues eran los dueños de las tiendas más importantes del pueblo. Precisamente por ello lanzaron una feroz campaña contra el noble interés de la organización de luchar en contra de quienes le explotaban y sometían. Para minar el poderío de los caciques, una de las primeras hazañas de Antorcha fue fundar una sociedad cooperativa agropecuaria y de comercialización, con base en el marco jurídico y con las reglas del modelo económico capitalista que rige en nuestro suelo hasta el día de hoy. Ese proyecto fue clave para el futuro y dio sus resultados en un doble sentido: en primer lugar, compitió económicamente con los caciques y, al brindar precios más económicos, de inmediato la gente se vio favorecida y decidió sumarse a Antorcha; en segundo lugar, aprendimos que la independencia económica es requisito indispensable para la independencia política, razón por la cual la organización no ha estado sometida a ningún poder ni a ningún político desde su nacimiento, lo cual hoy se revela como una de sus más grandes fortalezas. El nacimiento de Antorcha no es resultado de un capricho, es fruto de un análisis científico de la realidad mexicana; en el sistema capitalista en que vivimos, los hombres que trabajan y crean la riqueza no pueden disfrutar de ella; sin embargo, los que no trabajan y se adueñan de la riqueza, sí la disfrutan. Este modelo económico entraña, además, una contradicción fundamental: que la producción tiene un carácter social, pues el pueblo en todos sus sectores es partícipe directo de la producción de la riqueza nacional; sin embargo, la apropiación de lo producido no tiene un carácter social, sino privado. El resultado de estas contradicciones es claro y, lejos de irse atenuando, se ha ido profundizando en calidad y en cantidad: la pobreza que sufre la mayoría de los mexicanos y, al mismo tiempo, la gran concentración de la riqueza nacional en unas cuantas manos. Desde su nacimiento, el Movimiento Antorchista ha tenido clara la solución al problema de la pobreza en México; es preciso cambiar el modelo económico por uno más justo, más distributivo, en el que los que trabajen y produzcan la riqueza tengan derecho a disfrutar de ésta; y no como sucede hoy: el mexicano trabaja en promedio doce horas al día para ganar una miseria de salario que nunca lo saca de pobre, aún con la limosna social de los programas de transferencias monetarias directas, de los gobiernos anteriores y del actual. Antorcha siempre ha tenido claro que el mal de México es la pobreza, derivada del modelo económico mencionado; y hoy decimos, categóricamente, que el problema de México no es la corrupción, pues ésta es solo consecuencia del modelo económico. Por lo mismo, el Movimiento Antorchista se ha propuesto cambiar el modelo económico de México mediante la toma del poder político nacional y aplicando un programa muy sencillo de cuatro puntos; no se trata de improvisaciones, sino de acciones científicas: primero se instrumentaría una política de pleno empleo, es decir, que todo aquel que quiera trabajar lo haga: empleo para todos; en otras palabras, que la gente se sume al ejército de productores de riqueza del país; segundo, elevar los salarios, es decir, que una parte mayor de la riqueza producida la reciba el obrero por la vía de su salario y no como hoy sucede, que el obrero recibe mucho menos de lo que necesita para vivir; tercero, para fortalecer el salario real, es decir, para que a la gente le alcance más con el salario que reciba, promover una política fiscal progresiva, es decir, una política en la que paguen más los que reciban más ingresos, evitando las trampas legales que hoy protegen a los poderosos y hacen pagar impuestos a los débiles hasta en un 43 por ciento de sus ingresos; finalmente, promover una reorientación inteligente del gasto social, que beneficie principalmente a los más desprotegidos de México, pero no a través de dádivas o limosna gubernamental, sino mediante la construcción de obras y servicios que garanticen que la gente tenga agua potable, drenaje, clínicas, hospitales, guarderías, caminos rurales y carreteras, escuelas de calidad, universidades con internado para que el joven pueda concluir satisfactoriamente su carrera, etc. ¿Cómo lograr que este plan se desarrolle exitosamente? Con la participación del pueblo mexicano educado y organizado. Es indispensable un cambio hacia un modelo educativo progresista; pero la organización y participación del pueblo es fundamental para evitar que los poderosos se quieran imponer ante las decisiones del pueblo. Por ello, invitamos a los mexicanos a que se sumen al Movimiento Antorchista y, al propio tiempo, a que participen en los eventos que realizaremos a lo largo y ancho del país, el primero de los cuales se celebrará el próximo 11 de agosto en San Luis Potosí. Les esperamos. ¡Antorcha, con el pueblo, triunfará!