Laura Castillo García
Vocero del Movimiento Antorchista en el Estado de México
Rusia, la nación que posee el territorio más grande del planeta, nuevamente enfrenta una guerra para evitar ser invadido y que, pese a lo que buscan sus enemigos, está sacando a relucir los mejores rasgos humanos que acarician desde lejos a los soldados que desde hace un año y cinco meses (476 días en total) combaten en territorio ucraniano en “defensa del mundo ruso”, como testimonian miles de ciudadanos de esta nacionalidad, quienes están convencidos que “gracias a esos combatientes, los ciudadanos del territorio ruso viven en paz y los niños van a la escuela y al cine sin ningún sobresalto”.
Además del contar con el territorio más grande del planeta, Rusia posee las mayores reservas de recursos energéticos y minerales del mundo, muchos de los cuales están aún sin explotar, es la mayor superpotencia energética y posee las mayores reservas de recursos forestales y la cuarta parte del agua dulce sin congelar del globo. ¿Alguna duda acerca de por qué Estados Unidos voltea sus ojos a Rusia?
En la historia moderna, los rusos han tenido que enfrentar dos grandes guerras: durante la Gran Guerra Patria (1941-1945) cuando los rusos libraron en contra de fascismo de Adolfo Hitler (Segunda Guerra Mundial, SGM), quien quería apoderarse del mundo. En esa guerra, los rusos perdieron 27 millones de vidas: los rusos dicen que no hay familia que no haya perdido a un ser querido durante la lucha contra la dictadura fascista y defensa del socialismo soviético.
En la actual operación militar en Ucrania, que inició el 24 de febrero de 2022, no han fallecido tantos rusos, pero sí suman más de 50 mil seres humanos que han perdido la vida en defensa del “mundo ruso” y para impedir que Estados Unidos invada Rusia y avance su proyecto imperialista de construcción de un mundo unipolar, en el que sólo él decida y ordene todo en función de sus intereses y sus prioridades. Por el contrario, Rusia y su presidente Vladimir Putin, impulsan un mundo multipolar, en el que más de dos naciones, o varias, se desarrollen de la misma manera en los aspectos económico, militar y culturalmente, lo cual beneficiaría a millones de seres humanos del mundo.
Lo que el mundo conoce como guerra entre Rusia y Ucrania, realmente es un conflicto entre Estados Unidos y Rusia en torno a la unipolaridad o multipolaridad del mundo. El territorio en el que se desarrolla el conflicto bélico es Ucrania, en donde los estadounidenses trabajaron varios años atrás con grupos neofascistas. Los imperialistas gringos usan a Ucrania para acabar con el mundo multipolar que impulsa Rusia.
Difícilmente podremos encontrar algún testimonio o manifestación en torno a la simpatía que los ciudadanos rusos, y otras naciones, sienten por los soldados del Ejército ruso que defienden a su país y la multipolaridad mundial debido a la censura que los medios ejercen en torno a todo lo que huela a Rusia. Fácilmente encontramos testimonios ucranianos, pero difícilmente obtendremos información de qué es lo que sucede al interior de la nación que construyó el primer país socialista del mundo y el que con su política de desarrollo llevó al deporte y a la cultura rusos a altos niveles de calidad, los cuales fueron reconocidos hasta por el mundo occidental, al que en varias ocasiones superaron en las olimpiadas.
La SGM causó grandes estragos en la entonces Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), cuyo presidente, José Stalin, tomó en sus manos no solo la defensa del primer estado socialista del mundo, sino también de la humanidad en tanto el dictador Adolfo Hitler pretendía apoderarse del mundo para instaurar un régimen totalitario, en el que el Estado fascista alemán ejerciera el poder absoluto de la sociedad, sin ninguna posibilidad de existencia de oposición al mismo y, si acaso brotaba, las consecuencias para los opositores eran fatales, como sucedió durante el Tercer Reich o Alemania nazi (1934-1945) encabezado por el caudillo Adolfo Hitler.
Es más, en una sociedad totalitaria no existe ningún tipo de derechos humanos o libertad de expresión, nadie puede expresar nuevas ideas a través de libros de difusión del conocimiento o cultural, como sucedió con las novelas: recordemos la quema de libros que el Estado nazi realizó en 1933 para “purificar la cultura alemana”; para lograrlo, se retiraron libros de universidades, bibliotecas y librerías. En esa ocasión en hogueras públicas destruyeron por lo menos 25 mil ejemplares de libros “que exponían ideas contrarias al nazismo; algunos otros únicamente porque sus autores eran judíos, o por expresar planteamientos de libertad y Derechos Humanos (…) El objetivo del nazismo era detener la difusión de ideas “enemigas”. Todo escritor, pensador, académico o artista que pronunciara opiniones diferentes a las del régimen era considerado un adversario; sus obras eran quemadas, sus descubrimientos, ignorados, y ellos mismos eran recluidos en campos de concentración o se veían forzados a huir.” (Museo Memoria y Tolerancia. Ubicado en Plaza Juárez, frente al Hemiciclo a Juárez en la Alameda). Hoy, igual que lo hizo Hitler, las producciones culturales rusas también son censuradas gracias a la acción orquestada por Estados Unidos.
Durante la SGM, Ucrania quería independizarse de la URSS y vio como sus libertadores a los fascistas alemanes. Ahora, los intereses económicos de Estados Unidos lo llevan a estar de lado del fascismo a pesar de todas las atrocidades que cometieron en contra de la humanidad; se dice que durante el genocidio conocido como Holocausto los nazis alemanes asesinaron a más de 19 millones de personas. Ahora, por sus profundos intereses económicos, Estados Unidos apoya a los nazis ucranianos y sus medios de comunicación más fieles, como The New York Times.
Y, al igual que durante la SGM en que los rusos estuvieron unidos como un solo hombre para hacer frente al fascismo de Adolfo Hitler, hoy también están unidos y solidarios con los combatientes rusos, pues saben que si los ucranianos –apoyados por los estadounidenses y sus aliados occidentales–, llegan a controlar el territorio ruso, ellos sufrirán tanto como sufrieron los judíos, los polacos, los opositores y los habitantes de los países intervenidos durante la SGM por el fascismo alemán.
Por eso, porque saben lo que sufrirán si el fascismo llega a su país, los ciudadanos rusos mandan muestras de fortaleza y cariño a los soldados que se encuentran en Ucrania: con sus propios recursos, cientos de mujeres de la República de Daguestán, hacen sudaderas con tela polar y la envían a los combatientes, “para que se cubran del frío, que es duro y sepan que nosotros pensamos en ellos”; en otras regiones de Rusia se elaboran estufas que también mandan al frente para que los soldados no sólo tengan posibilidades de calentar comida y sus cuerpos, sino para que “ellos sientan nuestro reconocimiento y cariño porque están haciendo un gran trabajo para defender el mundo ruso”. Otro grupo de mujeres elabora velas, con las que pueden calentar un pocillo de agua, pero sobre todo para que les “calienten el alma”. Miles de maestros y estudiantes mandan cartas al frente, no importa si conocen a los soldados, para que “sepan que los queremos porque nos defienden”.
Los rusos están convencidos de que saldrán victoriosos: “ganaremos, obtendremos la victoria. Por eso desde acá les decimos que los queremos, que hacen un gran trabajo para defender el mundo ruso”.
En Antorcha nos unimos al apoyo y solidaridad hacia Rusia y su Ejército no sólo porque defienden el mundo ruso, sino porque defienden a la humanidad del fascismo y trabajan por el mundo multipolar que tanto necesita la humanidad. Claro que necesitamos una sociedad más humana y solidaria, la cual sólo alcanzaremos cuando en el mundo no haya explotación del hombre por el hombre, pero, por lo pronto, empecemos por defender el mundo multipolar.