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La verdad está ante nuestros ojos

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Héctor Javier Álvarez Ortiz

Sin duda, la falta de cultura política del pueblo mexicano, causada en gran medida por la miseria que históricamente acompaña a nuestra nación, sigue destruyendo el camino hacia un desarrollo superior. A estas condiciones, generadas por el avance del capitalismo, se le suma el carácter superficial de la lucha por la democracia y la indiferencia social que se han convertido en la ruta ideal para que falsos políticos y demagogos sigan minando cualquier posibilidad de un despertar social. Hoy, este mal enraizado en las entrañas de México, ha permitido que el proyecto de gobierno morenista abuse de la ignorancia popular, de la falta de análisis y de visión profunda sobre la esencia verdadera de los fenómenos sociales.

Friedrich Hegel, uno de los pensadores más importantes del siglo XIX, detalló en su vasta obra la importancia de categorizar el conocimiento para entender las contradicciones internas de cada fenómeno. En este sentido, científicos sociales continuaron con esta línea de pensamiento realizando aportes significativos. Víctor Afanásiev, filósofo soviético y estudioso de la teoría marxista, aclaraba ya en su obra Fundamentos de Filosofía, la importancia de profundizar en  el funcionamiento de los procesos sociales para entender que, “(…) la esencia determina la naturaleza del objeto, de ella se derivan todos los demás aspectos y rasgos”; es decir, solo podemos llegar a la verdad, al núcleo de los fenómenos si conocemos su esencia tomando los rasgos superficiales como indicios de lo que verdaderamente hay en el fondo.

Hoy en México la denominada 4T, expresa indicios, datos concretos y hechos contundentes que nos hablan de su verdadera naturaleza, alejada totalmente de su premisa: “por el bien de todos, primero los pobres”.

La gestión de Morena, en sus diferentes niveles de gobierno, ha dejado claro que las clases desprotegidas son sólo carnada electoral de su proyecto de nación. Un ejemplo contundente de ello es el caso de Acapulco de Juárez, municipio del estado de Guerrero donde, irrisoriamente, la presidenta municipal, Abelina López Rodríguez, ejerce su segundo trienio a pesar de que el municipio que gobierna tiene altos índices de pobreza, violencia y una pésima gestión ante la tragedia que representó el huracán Otis. Asimismo, hay que mencionar que, de acuerdo con el Centro Mexicano de Estudios Económicos y Sociales, en pleno proceso electoral, López Rodríguez contaba con un rechazo de más del 70 por ciento de la población. 

Para dimensionar el rotundo fracaso de Abelina López y la lastimosa ceguera de la ciudadanía al brindarle de nueva cuenta su confianza, basta mencionar que, hasta 2022, Acapulco de Juárez fue considerado como uno de los tres municipios más pobres de Guerrero, junto con Chilpancingo y Chilapa de Álvarez.

De acuerdo con el último censo del Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval), realizado ese mismo año, 394 mil 861 habitantes vivían en pobreza, de los cuales 126 mil 672 sufrían de pobreza extrema; lo que significa que más del 50 por ciento de la población vive en condiciones de vulnerabilidad. Pero la crudeza del escenario no se detiene ahí, la propia Secretaría del Bienestar detalla que, tras el paso del huracán Otis, más de 59 mil viviendas quedaron inservibles y 79 mil recibieron daños severos, agudizando de manera espantosa las condiciones de vida de los acapulqueños.

Hoy, colonias como: Apalani, Tres Palos y Zapata, del municipio de Acapulco, son la viva imagen de la miseria. Caminar por sus calles genera un contraste brutal con los grandes hoteles que imponen desde la costera en el centro del municipio. En pleno 2024, niños de estas comunidades mueren por dengue hemorrágico, los caminos de terracería se unen con drenajes a la intemperie y perros y cerdos en los huesos buscan comida en los basureros; esas son algunas estampas de lo que tristemente vive el verdadero pueblo de Acapulco, una situación que se agrava con la falta de servicios básicos y los exacerbados niveles de violencia.

El caso de Acapulco de Juárez es solo un pequeño eco de la esencia hipócrita que expresa el régimen morenista desde el gobierno federal. Son evidentes las contradicciones que emanan desde el discurso oficial. Los hechos saltan a la vista sin importar los múltiples esfuerzos del presidente Andrés Manuel López Obrador por maquillar o desacreditar los fallos garrafales de su gestión, como es lo que sucede en materia de seguridad y violencia: de acuerdo con la secretaria de Seguridad y Protección Ciudadana, hasta junio de 2024, se contabilizaron 191 mil 32 homicidios dolosos durante lo que va del sexenio, cifra que ha superado los números de los tres sexenios anteriores encabezados por el PRI y el PAN, evidenciando un descontrol de la seguridad nacional.

Por otra parte, la salud ha sido uno de los rubros más caóticos y golpeados desde que Morena inicio su gobierno. En el año 2018, cuando entró en funciones la 4T, 20.1 millones de mexicanos no tenían acceso a los servicios de salud y de acuerdo con el último balance realizado por el Coneval, hasta 2022, la cifra llegó a los 50.4 millones de ciudadanos sin salud pública, lo que significa un aumento abrumador del 150. 74 por ciento en tan solo 4 años.

Y las evidencias no se detienen, la educación ha sido otro pilar del retroceso encabezado por los gobiernos morenistas. El Instituto Nacional de Educación para los Adultos detalló, en sus reglas de operación 2024, que el sexenio de López Obrador dejará un saldo de 27.1 millones de mexicanos con rezago educativo. Otro dato que demuestra los alcances de este retroceso, fue la última evaluación PISA donde, de las 37 naciones que componen la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), México se ubicó como el tercer país peor evaluado. Además, por si fuera poco, el citado organismo internacional ha señalado que la participación de México en la evaluación PISA 2025 está en riesgo debido a la falta de atención e interés gubernamental para cumplir los requisitos para la prueba.

Hoy, la gran mentira sobre un proyecto que prioriza el bienestar de los que menos tienen se cae a pedazos. Morena ha sido un régimen que beneficia a manos llenas a los grandes magnates: de acuerdo con la empresa mundial de información financiera y noticias, Bloomberg, las familias multimillonarias en México aumentaron su riqueza en 82.5 por ciento en el periodo de diciembre de 2018, hasta marzo de 2024, lo que significó el ingreso de más de 79 mil millones de dólares a las arcas de personajes como Carlos Slim, accionista mayoritario de Grupo Carso y América Móvil; German Larrea, director ejecutivo de Grupo México; Ricardo Salinas Pliego, presidente del conglomerado de empresas Grupo Salinas, y Alejandro Bailleres, presidente de Grupo Bal, conjunto de empresas como Industrias Peñoles, Palacio de Hierro y Seguros GNP.

Así, el balance de las gestiones morenistas es abrumador en términos negativos y clarifica la esencia verdadera de ese proyecto político, lleno de demagogia, mentiras y doble moral. Pero, lo más importante ante esta dura realidad, es reconocer que el pueblo mexicano no ha aprendido a observar con la razón el fenómeno de la política nacional y es presa fácil de los lobos con piel de oveja. Estamos ante una tragicomedia donde a pesar de la brutalidad con que el pueblo es engañado y abusado, los mexicanos siguen apoyando a un gobierno nefasto que se vanagloria con mentiras y demagogia pura.

Por ello es urgente que aclaremos con datos contundentes que Morena no es el partido de los pobres, no es la esperanza de México y mucho menos un proyecto nacido del pueblo. Debemos llevar la educación política a cada uno de los hogares de nuestro país y exponer a todas luces la cara oculta de la 4T, su esencia real que sigue desapercibida para millones de mexicanos.

Solo un proyecto como el Movimiento Antorchista, con más de cinco décadas desvelando la realidad social de nuestro México con una claridad científica, nos ayudará a mirar con agudeza y desmenuzar los fenómenos que hoy mantienen a nuestro pueblo en el atraso y la miseria.