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Normal de Chimalhuacán: Calidad educativa, vocación de servicio y 91 % de titulados

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Laura Castillo García

Vocera del Movimiento Antorchista en el Estado de México

Hace 30 años, cuando el municipio de Chimalhuacán era literalmente un gran basurero, a tal grado que los docentes del sistema educativo estatal y de la Secretaría de Educación Pública federal se negaban una y otra vez a aceptar plazas en este punto del territorio mexiquense, conocido por su profundo atraso en infraestructura urbana. Las decenas de perros que perseguían a los transeúntes causaban pánico a propios y extraños, miedo que también era alimentado por el destartalado transporte público y la inseguridad visible en los numerosos cadáveres que cotidianamente aparecían a orillas del río de la Compañía, que atraviesa este territorio conurbado con la Ciudad de México.

La deplorable imagen del municipio, donde la gente transitaba por calles sin pavimentar, con grandes charcos y lodo en tiempo de lluvias, y con polvaredas que esparcían todo tipo de basura –la más nociva provenía de animales muertos y restos humanos abandonados a la intemperie por muchos días–, ahuyentaba inmediatamente a los maestros. Por las noches, el municipio parecía la boca del lobo por la profunda oscuridad en que vivía la gente, a pesar de los miles de cables de luz colgando por todos lados, que apenas proporcionaban algo de iluminación en las calles para evitar accidentes a quienes llegaban tarde a sus casas. Esto provocaba que los maestros, a pesar de su vocación de servicio, no se quedaran mucho tiempo en este inhóspito lugar y pronto abandonaran el municipio.

Sin embargo, la creciente necesidad de profesores, tanto de preescolar como de primaria y secundaria, no cesaba. La población del municipio creció exponencialmente tras el terremoto de 1985, que expulsó del entonces Distrito Federal a miles de mexicanos provenientes de provincia, quienes buscaban mejores empleos para sustentar a sus familias. Por ello, el municipio experimentó un alto porcentaje de inmigración, con un 68 % de sus habitantes provenientes de otras entidades y solo el 32 % originario del Estado de México, lo que generó un fuerte desequilibrio, ya que las escuelas instaladas resultaban insuficientes para educar a los niños y jóvenes del municipio.

Al percatarse del grave problema por la falta de maestros para las escuelas existentes, además de que la población requería más centros educativos, la organización social que ya llevaba varios años trabajando con los chimalhuacanos, el Movimiento Antorchista, gestionó la instalación y el reconocimiento oficial, por parte de las autoridades educativas estatales, de la primera escuela de nivel superior en el municipio. El objetivo era formar profesores con alta calidad educativa y vocación de servicio, dispuestos a trabajar en las instituciones escolares del municipio a pesar de las condiciones materiales en las que se encontraban muchas de ellas.

Así, en 1994 nació la Escuela Normal Ignacio Manuel Altamirano (ENIMA), que este año celebra 30 años de existencia exitosa. Ha formado a 2,638 profesores que no solo egresan con una excelente formación académica, sino también con conocimientos en arte y deporte, mismos que comparten con sus alumnos de preescolar, primaria y secundaria. La formación integral que reciben los profesores de la ENIMA les permite encontrar trabajo casi de inmediato, ya que los directores de las escuelas valoran su calidad y profesionalismo.

Actualmente, Chimalhuacán cuenta con más de 600 escuelas públicas que se benefician de los conocimientos de los egresados de la ENIMA. De los 2,638 egresados, 2,374 imparten clases en prácticamente todas las escuelas del municipio. Otro gran logro de la Normal de Chimalhuacán es que el 91 % de sus egresados, es decir, 2,388 profesores, están titulados. Esto les ha permitido continuar estudios de maestría y doctorado, lo que ha abierto oportunidades laborales y de ascenso social para muchos de ellos. El éxito alcanzado por la Normal de Chimalhuacán se debe, en gran parte, a que los jóvenes de la región tienen acceso a una oferta educativa equitativa, con condiciones que les permiten no desertar. Esto es algo que aún no se ha logrado en muchas universidades del país, incluida la UNAM, donde solo 8 de cada 100 estudiantes inscritos en el primer semestre logran concluir una carrera.

Las actividades extracurriculares que realizan los estudiantes de la ENIMA también han sido aplaudidas por los vecinos de Chimalhuacán. A través de programas como «Alfabetización», «AlfaTV» y «Aprende, Reflexiona y Mejora» (ARM), los estudiantes de la Normal contribuyeron a la erradicación del analfabetismo en el municipio en 2009, enseñando a leer y escribir a cerca de 30 mil personas. Esta labor social ha ganado el reconocimiento de los beneficiarios, quienes, además de aprender a leer y escribir, han recibido una puerta de entrada al mundo de las letras y la cultura.

La ENIMA de Chimalhuacán lleva 30 años brindando servicio no solo en el ámbito educativo, sino también en las áreas artística y deportiva. Uno de sus objetivos es proporcionar a los futuros profesores conocimientos suficientes en estas áreas para que puedan educar integralmente a sus alumnos. Los eventos culturales organizados por la Normal son un deleite para los vecinos de las colonias populares, quienes a menudo no tienen acceso al arte en sus diferentes formas. Además, los egresados de la licenciatura en educación física han puesto en alto el nombre de la ENIMA en campeonatos nacionales y en las universiadas que se celebran en nuestro país; en el futuro, profundizaré en este tema.

Felicitaciones a los fundadores de la Normal de Chimalhuacán (ENIMA), a los maestros que con esfuerzo y dedicación han contribuido a la formación de miles de profesores y, sobre todo, felicitaciones a los egresados titulados, quienes con su trabajo cotidiano reconocen y respetan a la institución escolar que los formó. ¡Enhorabuena!