“Al que has de castigar con obras
no trates mal con palabras,
pues le basta al desdichado la pena del suplicio,
sin la añadidura de las malas razones.”
Don Quijote de la Mancha
El ciclo agrícola en las tierras de las zonas frías del Estado de México -las que se ubican en el Valle de Toluca y Valle de México-, debió iniciar el ya cercano mes de marzo en que las lluvias y los fuertes rayos de sol favorecerán los cultivos. Llegados estos eventos, los labriegos saben que urge barbechar sus terreno para que absorban el agua de lluvia y, con el calor, la semilla germine rápidamente, se desarrolle y crezca con vigor para luego obtener el fruto deseado: avena, papa y, sobre todo, el maíz que muchos campesinos humildes venden y también utilizan para el autoconsumo.
Para que la siembra dé buena cosecha, los labriegos necesitan inyectar fertilizante a la tierra las pequeñas parcelas de los campesinos temporaleros son muy débiles y carecen de nitrógeno suficiente, elemento químico que solo se obtiene a través del fertilizante.
Por esa razón, desde hace 11 años el Movimiento Antorchista del Estado de México ayuda a los campesinos de la entidad a gestionar y, cuando así ha sido necesario, luchar ante los gobiernos estatal y federal para que apoyen a los campesinos más humildes con un subsidio de 50% en el costo de fertilizante (y en algunos casos de herbicida), pues este importante insumo marca la diferencia entre una buena y una mala cosecha o, lo que es lo mismo, significa la diferencia entre comer o no comer entre los campesinos temporaleros,.
Ahora bien, durante 11 años, no sin ciertas dificultades, los gobernantes del Estado de México atendieron la justa petición de los campesinos más pobres -fundamentalmente de las etnias mazahua, otomí, matlatzinca y náhuatl-, quienes son propietarios de parcelas pequeñas que van desde 0.5 hectáreas hasta 10 y requieren de los insumos agrícolas mencionados.
Sin embargo, el actual gobierno estatal no ha hecho lo mismo: cada vez opone más resistencia para otorgar esas ayudas, a pesar de que sabe que es desesperada la situación de los campesinos más humildes dado que no tienen los recursos económicos suficientes para adquirir el fertilizante necesario por su propia cuenta.
Desde el pasado mes de noviembre, los campesinos solicitaron dichos apoyos al gobierno estatal, el cual ofreció revisar el asunto y dar solución en este año. No obstante, no lo ha hecho a pesar de que ya llegó el tiempo de aplicar el fertilizante a la tierra y, de no hacerlo, 80 mil labriegos y sus familias, es decir, 300 mil habitantes del campo, sufrirán las consecuencias, las cuales pueden llegar hasta la hambruna.
Para apelar a la sensibilidad de las autoridades estatales, los campesinos del Valle de México realizaron, el pasado miércoles 19 de febrero, una tercera marcha en la que participaron miles de hombres y mujeres del campo. Sin embargo, una vez más les fue negado el apoyo por parte del gobierno estatal y, por si fuera poco, al día siguiente, ciertos medios desacreditaron su movilización y lanzaron calumnias en contra de su organización y sus dirigentes nacionales y estatales.
En su célebre obra Don Quijote de la Mancha, éste le dio lecciones a Sancho Panza acerca de cómo debería gobernar la ínsula Barataria: “Al que has de castigar con obras no trates mal con palabras, pues le basta al desdichado la pena del suplicio, sin la añadidura de las malas razones.” (Capítulo XLII, segunda parte, Don Quijote de la Mancha, pág. 870, ed. Alfaguara, 2015). Los gobernantes mexiquenses, y del país en general, debieran reflexionar acerca de esta vigente recomendación pues, en muchas ocasiones, los peticionarios salen de las oficinas de gobierno con respuestas negativas, pero también con una andanada de calumnias y agresiones mediáticas que tienen el objetivo de desacreditar sus legítimas peticiones y movilizaciones y disuadirlos para que desistan de su propósito de molestar al gobierno con sus peticiones.
La negativa respuesta del gobierno mexiquense a la petición de fertilizante subsidiado es totalmente injusta porque los campesinos realmente necesitan ese insumo agrícola toda vez que los peticionarios viven en los municipios más pobres y extremadamente pobres del Estado de México. Según datos recientes del CONEVAL, el Estado de México es la entidad más poblada del país, con cerca de 20 millones de habitantes, según el CONEVAL, y, pese a ubicarse en el centro del país, cerca de 50 por ciento de su población es pobre. Los municipios más pobres entre los pobres son, precisamente, los del Valle de Toluca: Sultepec, San José del Rincón, Luvianos, Zumpahuacán, Tlatlaya, Tejupilco, Villa de Allende, Temascalcingo, Acambay, Villa Victoria, San Simón, Almoloya de Alquisiras, Ixtlahuaca, Morelos y muchos más. Y en el Valle de México, los campesinos más humildes están en Ecatzingo, Ozumba, Nextlalpan, Chalco, Temamatla y Zumpango, entre otros; municipios que están llenos de campesinos temporaleros.
Los antorchistas celebramos que el gobernador Alfredo del Mazo Maza haya entregado apoyos del programa Seguro agrícola a 870 campesinos del norte de la entidad, pero ¿y los apoyos para los productores agrícolas organizados en Antorcha? ¿Acaso ellos no recibirán apoyo en fertilizante porque se trata de una represión a la organización antorchista? Si es así, le aclaramos a las autoridades que a quienes afectan no es a los líderes antorchistas, sino a los labriegos que dependen de sus tierras para vivir.
Antorcha no dejará abandonados a su suerte a los 80 mil campesinos pobres, y sus familias, que representamos; por ello, seguiremos solicitando al gobernador Del Mazo que apoye a los más pobres entre los pobres.