Ciudad de México Mantener la mente activa puede retrasar los síntomas de la enfermedad de Alzheimer, pero en la mayoría de personas, la actividad no cambia la enfermedad subyacente en el cerebro, dice un estudio publicado en la edición electrónica de Neurology, la revista médica de la Academia Americana de Neurología.
Los resultados de las personas portadoras de un gen vinculado con la enfermedad de Alzheimer fueron variados. Quienes tenían un gen llamado APOE4, contaban con por lo menos 14 años de educación y se habían mantenido mentalmente activas durante la madurez, mostraron menores niveles de las proteínas llamadas placas amiloides.
Las proteínas pueden acumularse en el tejido cerebral y conducir a la enfermedad de Alzheimer. En cambio, las personas que tenían el gen y un alto nivel de educación, pero no se mantuvieron mentalmente activas en la madurez, mostraron niveles mayores de placas amiloides.
“Al observar específicamente el nivel de educación alcanzado durante toda la vida, se descubrió que los portadores del gen APOE4 que contaban con mayor educación y continuaron aprendiendo durante la madurez tenían menos depósitos de amiloide en los estudios por imágenes, comparado frente a quienes no continuaron con la actividad intelectual durante la madurez”, comenta la autora del estudio; Prashanthi Vemuri, investigadora sobre demencia en Mayo Clinic.
Vemuri dice que los resultados generales no deben desalentar a las personas no portadoras del gen de hacer ejercicio y participar en actividades, tales como leer libros y revistas, entretenerse con juegos y usar computadores. “La moraleja de esto para el público en general es que mantener la mente activa es muy importante para retrasar los síntomas de la enfermedad de Alzheimer,” asegura la Dra. Vemuri.
A fin de realizar el estudio, los investigadores evaluaron a 393 personas sin demencia e integrantes del Estudio sobre el Envejecimiento de Mayo Clinic. De ellos, 53 presentaban deterioro cognitivo leve. Todos los sujetos tenían 70 años o más y fueron divididos en dos grupos: los que tenían más de 14 años de educación y quienes tenían menos.
Luego, los investigadores se valieron de las exploraciones por resonancia magnética y de las tomografías por emisión de positrones para buscar biomarcadores de la enfermedad de Alzheimer, así como de cuestionarios para evaluar semanalmente la actividad intelectual y física durante la madurez. (Nancy Saldaña)