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México sin agua y sin plan hídrico serio

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Laura Castillo García

Vocera del Movimiento Antorchista en el Estado de México

Mientras la industria, las hidroeléctricas y termoeléctricas, y dicen que la agricultura y la ganadería, siguen gastando tanta agua como necesitan, millones de mexicanos padecen la peor crisis del agua que ha sufrido México, al grado que millones de personas actualmente no tienen posibilidades de tomarse siquiera un trago de agua sin que eso afecte seriamente sus bolsillos pues para tener acceso al líquido deben desembolsar hasta mil 200 pesos para comprar una pipa de agua que dé solución a sus necesidades de lavado de ropa, aseo personal y de su casa y, por supuesto, de consumo personal del líquido, el cual, según los expertos, debe ser de dos a dos litros y medio diariamente para que el organismo humano tenga las condiciones de hidratación adecuadas para su buen funcionamiento.

            No estamos hablando de los 15 millones de personas que no cuenta con agua potable porque sus viviendas no están conectadas a una red de distribución de agua potable; es decir, hablamos de la gente que no tiene agua entubada en sus domicilios, que ya es una grave deficiencia de infraestructura en pleno siglo XXI, sino de la gente que paga impuestos y que sus viviendas están conectadas a la infraestructura básica para que a sus hogares les llegue diariamente el líquido que requieren todos los organismos vivos.

            Desde hace años, los especialistas han manejado el tema con preocupación en tanto que cada vez es menor el agua dulce disponible para el consumo humanos: en 2015, dijeron, el promedio de consumo de agua por persona era de 3 mil 692 metros cúbicos, pero que en 1950 era de 18 mil metros cúbicos por persona. Lo que indica una reducción drástica. En este 2024, se estima que en México el consumo de agua diario por habitante es de 360 litros, aunque organismos internacionales recomiendan que sea de tan solo 100 litros al día; es decir, todavía no llegamos a los extremos que viven los habitantes de Sudáfrica en que el promedio diario por habitante es de tan sólo 50 litros.

            Como sea, el caso es que actualmente millones de mexicanos no tienen acceso ni siquiera a los 50 litros diarios de cada sudafricano. Actualmente, en México, más de 35 millones de personas que viven con escasez extrema de agua y arriba de 43 millones con disponibilidad baja del vital líquido; además, tenemos que entre 12 y 15 millones de mexicanos ni siquiera tienen instalada la red de distribución de agua potable, y tienen que acceder a ella, ya sea comprándola o acarreándola de ríos o piletas públicas.

            Por eso, el pasado miércoles 3 de abril, cientos de antorchistas del Estado de México se unieron a la protesta nacional no sólo por la falta de agua, sino porque el gobierno del presidente López Obrador no ha diseñado un plan hídrico serio que garantice que todos los mexicanos tengan agua de calidad en sus casas. El pasado mes de febrero, López Obrador aseguró que “es viable perforar pozos en la zona del Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA)” y que “buscarán traer agua de Hidalgo a través de un acuerdo con el gobierno de esa entidad”. “También mencionó la necesidad de invertir en la modernización de la infraestructura de distribución de agua para reducir las fugas en las líneas de conducción y mejorar el abastecimiento en áreas urbanas”. (Animal político, 14 de febrero 2024).

            Tal vez las medidas propuestas por el presidente de México sean viables, pero hay que destacar que las formuló varios meses después de que estalló la crisis del agua: recordemos que en el municipio de Ecatepec de Morelos, Estado de México, desde el mes de junio de 2023, o antes, los ciudadanos empezaron a realizar manifestaciones públicas de protesta por no tener agua en sus casas.

Como es su costumbre, el presidente no dijo cuándo echará a andar su plan hídrico; eso es grave, pues, como todos sabemos, está a unos cuantos meses de terminar su gestión, por lo que seguramente, sólo son promesas de campaña electoral –como todo lo que ha prometido– y se irá a su innombrable rancho sin haber cumplido lo que prometió.

             La situación es grave, desde hace cinco meses varios municipios del Estado de México están sufriendo por la falta de agua en el sistema Cutzamala, así se encuentran 55 colonias de la capital mexiquense como: La Mora, Santiago Miltepec, colonia Independencia, Carlos Hank González, unidad Fidel Velázquez, 8 Cedros, Universidad, El Seminario, La Teresona. La Retama, San Miguel Apinahuisco, Colonia Centro, etc,); por la misma razón sufren los mexiquenses de: Metepec, San Mateo Atenco, Lerma, Tlalnepantla, Naucalpan, Atizapán de Zaragoza, Ecatepec y Nezahualcóyotl

Asimismo, en los últimos 14 meses la región sur y norte del Estado de México, son las zonas más afectadas por la sequía extrema (D3): son 19 municipios en aridez, en los cuales presentan pérdidas en cultivos y pastos, riesgo de incendios forestales y restricciones en el uso de agua debido a su escasez, de acuerdo con la Comisión Nacional del Agua (Conagua). En esta condición se encuentran; Almoloya de Juárez, Aculco, Acambay, Jilotepec, Timilpan, Villa Victoria, Polotitlán y Soyaniquilpan de Juárez, en la región norte. Mientras que, en el sur del territorio, padecen sequía extrema Amanalco, Donato Guerra, Ixtapan del Oro, Otzoloapan, Santo Tomás de los Plátanos, Temascaltepec, Tejupilco, Valle de Bravo, Villa de Allende, Luvianos y Zacazonapan. 

            La escasez de agua ha afectado la productividad en muchas regiones del país. La falta de agua para el riego ha llevado a una reducción en la producción de cultivos y una disminución en la calidad de los mismos, lo que ha traído como consecuencia la una pérdida de empleos en las zonas rurales del país. Asimismo, la reducción en la producción de cultivos ha llevado a un aumento en los precios de los alimentos.

Pero eso no es todo: la falta de agua ha obligado a las familias a que se formen con sus cubetas en los hidrates públicos, de los que esperan obtener, aunque sea unos litros y, de no ser así, con gran dolor de sus bolsillos no les quedará otra que desembolsar más de mil pesos para comprar el vital líquido y llenar sus tinacos y cisternas.

“Basta de mentiras», «queremos agua”, “no a los cortes programados», “el agua no es un negocio, es un derecho”, fueron algunas de las consignas que lanzaron los ciudadanos, quienes con la realización de una cadena humana frente al Palacio de Gobierno mexiquense para que las autoridades atiendan la problemática que padecen miles de mexiquenses. Y es que comunidades enteras se enfrentan a la falta de acceso a agua potable, lo que pone en peligro la salud y el bienestar de miles de personas.

Es urgente que las autoridades instrumenten medidas efectivas para conservar y gestionar de manera sostenible los recursos hídricos. Se necesitan políticas que promuevan la eficiencia en el uso del agua, la reforestación de áreas clave y la protección de las fuentes de agua potable.

Tanto la gobernadora del Estado de México, Delfina Gómez Álvarez, como el presidente Andrés Manuel López Obrador, principal responsable de la crisis del agua que vive México, deben garantizar que el agua potable llegue a todas las colonias y municipios, que los ayuntamientos apoyen y repartan agua por medio de pipas mientras que el presidente instrumenta sus mágicas medidas para dar solución a la escasez del agua.

¿Lo harán? No es seguro, pues el gobierno de la 4T se preocupa más por continuar en el poder, para lo que invierte miles de millones de pesos en campañas políticas, pero deja con sed a millones de mexicanos y a un lado las necesidades sociales, así como la construcción de obras públicas para el desarrollo del país.