- Es necesario que las mujeres conozcan dos tipos de violencia en los ámbitos laboral y educativo, es decir, el hostigamiento sexual y el acoso, que pueden derivar en acciones de mayor agresividad si no se detienen o previenen.
Toluca, México.- La creación de protocolos de seguridad e incentivar la denuncia por actos agresivos que sufren las mujeres pueden ayudar a prevenir la violencia hacia la mujer, afirmó la especialista en equidad de género Gail Aguilar Castañón, al dictar la conferencia “Protocolos en materia de acoso sexual y hostigamiento”, en la Universidad Autónoma del Estado de México.
En la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UAEM, la experta explicó que es necesario que las mujeres conozcan dos tipos de violencia en los ámbitos laboral y educativo, es decir, el hostigamiento sexual y el acoso, que pueden derivar en acciones de mayor agresividad si no se detienen o previenen.
La especialista en violencia de género y trata indicó que los protocolos para prevenir la violencia hacia la mujer deben especificar este tipo de conductas, con la finalidad de evitarlas y sancionarlas en caso de ocurrir; además, la denuncia permitirá evidenciar el fenómeno en el ámbito donde se presenta.
“El protocolo es importante porque muchas personas no saben qué es el hostigamiento y el acoso. Tenemos una cultura que permea conductas que han sido comunes y no se identifican como actos de violencia sexual y, por lo tanto, son sancionables. Por ello, es importante decir qué tipo de comentarios son sexistas, cuáles pueden complicar que una persona estudie o tenga un trabajo”.
Gail Aguilar Castañón manifestó que el reto en materia jurídica es legislar adecuadamente estas conductas, ya que a pesar de que hay entidades en las que se sancionan, no se diferencia entre hostigamiento sexual y acoso.
Consideró necesario que los protocolos para prevenir la violencia contra la mujer en las instituciones de educación superior no se realicen “fast track” y, por el contrario, sean detallados, describan y sancionen las diferentes conductas y escenarios en los que las mujeres pueden ser víctimas de agresión, ya sea física o psicológica.