Tenancingo, México.- Habitantes de la comunidad de San José Chalmita en el municipio de Tenancingo, encima de lidiar con el temor a los estragos del COVID-19, el mayor de sus miedos es morir de hambre, pues denuncian que desde que inicio la cuarentena muchos de ellos se quedaron sin empleo y no cuentan con recursos para comprar víveres, por lo que solicitan al presidente de la república Andrés Manuel López Obrador y al gobernador del Estado de México Alfredo del Mazo Maza se apiaden del pueblo pobre y apliquen urgentemente un plan nacional alimenticio para hacerle frente a la pandemia de salud.
“Tenemos muchas necesidades y más ahora con la enfermedad que se dice, nos quedamos en casa y sin comida, aquí en San José Chalmita no tenemos agua y luz, estamos en medio de la sierra, se puede decir que es el pueblo más alejado de Tenancingo, ahora no podemos llevar los rebozos que punteamos al mercado de Tenancingo y cambiarlos por alimentos por lo mismo que nos pidieron quedarnos en casa y que cerraron los negocios, nos queda un poco de maíz para hacernos unas tortillas con sal y uno que otro , estamos sufriendo y más los niños, como sea nosotros nos aguantamos el hambre pero ellos”
“Necesitamos que estos gobiernos se fijen en las necesidades que tenemos aquí y en todo México, que se compadezca el presidente de la república y el gobernador Alfredo del Mazo de nosotros y nos echen la mano con despensas, verduras y aunque sea con una pipa de agua para sobrevivir el tiempo que tenemos que permanecer en nuestras casas, nos quedamos sin el sustento pues los hombres no pueden trabajar en los invernaderos de aquí del municipio, en obras de construcción y en otros empleos pues los mandaron descansar sin sueldo, no contamos con otro ingreso, por eso les pedimos esos apoyos alimenticios mientras pasa todo esto, somos gente trabajadora pero sin salir no podemos hacer nada, no nos moriremos por ese virus, nos moriremos de hambre” expresó Juana Millán Millán, ama de hogar y artesana de rebozos.
El poblado de San José Chalmita se encuentra pegado al municipio de Zumpahuacán en medio de la cierra en donde sus habitantes recorren largas distancias para llegar a la carretera que los lleva a Tenancingo, en esta comunidad tan artesanal por su producción de mezcal y la elaboración de rebozos escasea el agua, luz, en general todos los servicios básicos; la mayoría de las familias viven en hacinamiento ya que las viviendas son de madera con techos de palmas o teja donde el material no son los apropiados.
Con estas características, los hogares pobres no se pueden proteger con las estrategias más básicas, como son el lavado de manos, sino también son vulnerables a las respuestas negativas por parte de los tres niveles de gobierno quienes siguen sin entregar apoyos alimenticios a aquellos hogares que enfrentan mayores niveles de vulnerabilidad.
Ante esta situación tan crítica, los campesinos de esta comunidad también se han sumado a la campaña nacional de colocar trapos blancos y cartulinas en puertas y ventanas para solicitar al gobierno federal que encabeza Andrés Manuel López Obrador y al gobierno estatal de Alfredo del Mazo Maza y pongan en acción un plan alimenticio para aquellas familias vulnerables que se quedaron sin empleo, un sueldo fijo y sin alimentos para sobrevivir durante el confinamiento del Covid-19, el cual cobrará más vidas por la fuerte hambruna que se avecina ante el nulo apoyo del gobierno a los más necesitados.