Laura Castillo García
Vocera del Movimiento Antorchista en el Estado de México
Durante seis años, los mexicanos hemos sufrido un gobierno de la república que, hasta
prácticamente el último día de su gestión, sigue mintiendo a quienes lo llevaron al poder.
Lo que es aún peor, les siembra falsas esperanzas de que los próximos seis años serán
beneficiosos porque dejará en su lugar a su cercana seguidora, Claudia Sheinbaum Pardo,
quien, a pesar de contar con una licenciatura en Física, una maestría en Energía y un
doctorado en Ingeniería Ambiental, parece que no piensa mucho por su cuenta.
Con esa formación académica, miles de mexicanos esperaríamos que fuera más crítica y capaz de
analizar los grandes problemas del país que ha generado su guía espiritual, Andrés Manuel
López Obrador. Espero que, una vez que ella asuma el poder, se sienta libre de tomar
decisiones conforme a sus conocimientos y criterio, y comience a enderezar el país, el cual
hasta el momento está torcido y a punto de derrumbarse. Aunque las estadísticas oficiales
aseguran que el presidente se va con una alta aprobación, 68%, somos millones los que
sabemos que el sexenio obradorista transcurrió con mucha pena y sin gloria.
No tendremos que esperar ni un minuto para ver cómo se comportará el
Movimiento Antorchista Nacional con la llegada de Sheinbaum al poder federal. Este
movimiento ve, analiza e interpreta los grandes problemas de México desde el nacimiento
de la república democrática –lo cual ocurrió con el triunfo de la Revolución Mexicana en
1910–, y desde entonces ha actuado en consecuencia para que los mexicanos con menos
recursos accedan a satisfactores materiales. Por eso, Antorcha realiza gestiones para que
los gobiernos de todos los niveles les brinden la infraestructura necesaria para mejorar su
calidad de vida. Gracias a la labor antorchista de 50 años, millones de mexicanos han
conseguido acceso a agua potable, drenaje, electricidad, clínicas de salud, instalaciones
deportivas, entre otros servicios. Sin embargo, todo este esfuerzo fue menospreciado con
la llegada al poder de AMLO, quien parece odiar a los mexicanos más desprotegidos, pues,
literalmente, les negó hasta el agua, como se puede constatar con una somera
investigación en las publicaciones de medios de comunicación grandes y pequeños.
Con Claudia Sheinbaum, Antorcha seguirá su lucha y gestiones no solo para llevar
satisfactores materiales a sus afiliados, sino también para que los mexicanos comprendan
que no basta con obtener una red de agua potable o pavimentar sus colonias; deben
educarse y organizarse para que los gobiernos federal, estatal y municipal los escuchen y,
juntos, logren mejorar la vida de los más desprotegidos, aunque no sean ellos mismos o
sus comunidades quienes requieran de ese apoyo.
Antorcha no hace promesas demagógicas como las de los políticos en campaña. Ya
tendremos tiempo de ver cómo se comportan. Antorcha sigue gestionando para que las personas más vulnerables vivan mejor.
En las redes, vemos todos los días que grupos antorchistas de todo el país se movilizan para exigir vivienda, medicinas, reparación de baches, agua potable, seguridad, y vectores para desazolvar fosas sépticas; también solicitan la intervención de los gobiernos para auxiliar a los afectados por graves
inundaciones que impactan a miles de residentes de colonias populares, como Culturas y
Jacalones en el municipio de Chalco, Estado de México. Los antorchistas, fieles al ideal de
trabajar con los pobres de México, siguen movilizándose y luchando, a pesar de que el
gobierno morenista, y otros de diferentes colores, no resuelven las necesidades de los
mexicanos, a pesar de que es su obligación, como lo mandata la Constitución Mexicana.
Ahora, con Claudia Sheinbaum en el poder, igual que lo hicieron con López Obrador,
esperarán un tiempo prudente para ver cómo actúa la presidenta. Pero si sigue la política
obradorista de ignorar a los más pobres, saldrán a las calles a exigir que se respeten los
derechos de los mexicanos y que cumpla con su obligación de trabajar para el bienestar de
la ciudadanía, especialmente de aquellos que menos tienen.
Sin embargo, los antorchistas no se quedarán en sus casas esperando pasivamente
a ver qué hará la presidenta electa Sheinbaum, quien tomará posesión el próximo 1 de
octubre y se convertirá en presidenta constitucional. Ellos siguen trabajando en otra rama
de su activismo: llevar conciencia a las masas trabajadoras a través de la cultura y el
deporte.
En la semana que terminó, los antorchistas se reunieron en tres importantes
eventos en los que participaron niños, jóvenes y adultos: 1) el jueves 26 de septiembre,
cientos de participantes de diferentes categorías dieron vida al Concurso Estatal de Voces,
que tiene como objetivo rescatar la identidad mexicana, sus tradiciones y su música; este
importante evento tuvo lugar en el Centro de Convenciones Ágora, ubicado en el
municipio de Ixtapaluca; estos participantes del Estado de México pronto se medirán con
cantantes de Hidalgo, Querétaro, Ciudad de México y Morelos en el Concurso Regional de
Voces a celebrarse en la ciudad de Pachuca, en el emblemático Teatro Gota de Plata. 2) el
viernes 27 y el sábado 28 de septiembre, más de mil voleibolistas, entre niños y jóvenes,
participaron en el Torneo Estatal de Voleibol que tuvo lugar en el Deportivo La Antorcha,
ubicado en el municipio de Nicolás Romero, y 3) también el sábado 28 de septiembre,
tuvo lugar la II Jornada Nacional de Declamación organizada por Antorcha, la cual se llevó
a cabo en las 32 entidades federativas del país.
Antorcha no está esperando el derrumbe del país, hacia donde lo está llevando el
morenismo que gobierna desde 2018; Antorcha está viva y actuando en todo el territorio
nacional para llevar a las masas marginadas a un mejor nivel de vida. Y, mientras esto no
sea posible por la política de entrega de apoyos directos que instrumentó López Obrador,
Antorcha está llevando música, canto, poesía y deporte a todos los rincones del país para
que se desarrolle en la gente la idea constructiva de que se puede vivir mejor con cultura,
deporte y, sobre todo, organización, para luchar contra los políticos y gobernantes que pretenden que la gente no piense ni se desarrolle, con el fin de mantenerla bajo su
control.