Por: Norma Sánchez
El periódico El Universal publicó una noticia muy triste que pude ver en varias redes sociales de amigos y conocidos: “Desesperados: forman largas filas en casas de empeño”, tituló la noticia que iba acompañada de una imagen con una larga fila de personas formadas a las afueras de una casa de empeño.
En el cuerpo del texto se hace mención a que Rafael Gándara, subdirector de Operación Prendaria Norte del Nacional Monte de Piedad, afirmó que desde la última semana de mazo hasta finales de mayo, periodo de pandemia, en Coahuila se registraron 12 mil operaciones de empeño, lo que significó 40 millones de presos en préstamos.
Esto solo reafirma la crisis económica en la que se está hundiendo el país: si antes los pobres eran muchos, hoy las clases medias -que se quedaron sin empleo debido a la cuarentena por la pandemia de Covi-19- se ven empujadas a ese sector y, de acuerdo con la nota mencionada, los entrevistados buscaron dinero en efectivo a cambio de dejar prendas valiosas para ellos, como alhajas o maquinaria de los negocios que cerraron.
Esta es la “nueva normalidad” que viven millones de mexicanos que no tienen el sustento económico para seguir dándole de comer a su familia; es más, esta realidad no es nueva para nadie, pues todos conocemos a alguien en estas circunstancias: de acuerdo con El Financiero, uno de cada 3 mexicanos tiene un familiar que perdió su empleo a consecuencia de la pandemia.
Pero eso no es todo, dentro de esta “nueva normalidad”, dice que presidente que continua con su “combate a la corrupción” -que no es tal- y la famosa “austeridad”, que lejos de beneficiar al país está provocando que día con día exista más descontento y se provoquen manifestaciones que puedan acabar en derramamiento de sangre.
El problema es grave hasta en oficinas del gobierno federal y de la Ciudad de México al grado que el periódico El Financiero, publicó que: “la austeridad y los ajustes adicionales hasta de un 75 por ciento de los gastos de operación, mantienen un grave retraso y hasta en inmovilidad a áreas clave del gobierno federal y de la Ciudad de México, pues hay carencia desde papel de baño hasta equipos de cómputo, advierten servidores públicos de mandos medios”.
En la misma nota se puede leer la declaración de un funcionario del IMSS, quien afirma: “El desmantelamiento de los servicios básicos y operativos federales en Hacienda, Economía, Trabajo, Salud, afectan la operación: no hay oficios a tiempo, no hay autorizaciones de temas urgentes, no hay internet, no hay copias, servicios de mensajería, hay áreas totalmente muertes”. El gobierno federal en absoluta crisis a pesar de los optimismos del presidente López Obrador.
Ambas realidades son bastante lastimosas y que es por un lado está la carencia total de empleo, de dinero para alimentarse y por el otro, aquellos que aún con un trabajo no pueden realizarlo por las pésimas condiciones en las que los tiene el gobierno federal.
También conocemos de primera mano y visto en los medios de comunicación, la denuncia de médicos por la falta de equipo y material médico para poder atender a los contagiados por Covid-19, o los maestros que en el Estado de México que llevan 8 mese sin recibir su pago y que pese a eso siguen laborando.
Esta es la realidad a la que nos enfrentamos en medio de la “nueva normalidad” y la trillada 4ª Transformación. El país se derrumba y con él millones de mexicanos, sobre todo los más pobres, que terminarán bajo los escombros del país. Es urgente que estos mexicanos que hoy sufren, que hoy se quejan y padecen, levanten la voz, se organicen y comiencen a formar una verdadera fuerza que luche contra el gobierno que ayer les prometió justicia social y que hoy solo los ha dejado en el desamparo total, ¡Unifiquémonos! todos para luchar por un mejor país y por una mejor vida!