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Don Manuel Serrano: ¿nos estamos quejando con Poncio de lo que nos hace Pilatos?

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Jesús Tolentino Román Bojórquez

Hoy, 8 de septiembre, se cumple exactamente un año del anuncio que hizo Tomás Zerón de Lucio, director de la Agencia de Investigación Criminal de la PGR, dando a conocer oficialmente la noticia del asesinato de Don Manuel Serrano Vallejo, padre de Maricela Serrano Hernández, entonces alcaldesa antorchista de Ixtapaluca, que fue secuestrado desde el 6 de octubre de 2013.

En contra de la hipótesis que manejara Antorcha sobre el móvil político en el secuestro de don Manuel, Zerón de Lucio trató de sustentar el móvil económico del suceso y de plantearlo como producto de la delincuencia ordinaria; para ello, aseguró que el líder de la banda era un tal Jaime Alejandro Juárez Vargas, quien confesó haber cometido cuatro secuestros, el penúltimo de los cuales fue don Manuel Serrano; que él escogió a la víctima “por tratarse de un tío de su segunda esposa”  y sabía, por eso, que “podía pagar un fuerte rescate ya que era padre de la presidenta municipal de Ixtapaluca”. Para redondear su versión, Zerón de Lucio informó que todas la víctimas “eran vecinos, amigos, familiares o conocidos del jefe de la banda y que, en todos los casos, los secuestradores recibieron el pago del rescate pero las víctimas fueron asesinadas”; declaró, asimismo, que entre los detenidos se encontraba un tal Vicente Pérez Hernández, “quien sufrió un desmayo al intentar huir y luego murió de un infarto”; Zerón agregó que se trataba de una banda que operaba en los municipios de Atenco y Nexquipayac  y que contaba con un fuerte dispositivo logístico para ocultar a sus víctimas.

A esta versión oficial, Antorcha objetó puntualmente lo siguiente: primero, que por don Manuel Serrano no se pagó ni un sólo peso a los plagiarios y que, por ende, no podía ser el dinero el móvil del asesinato; tampoco podría ser la negativa de la familia a pagar porque el dinero siempre estuvo disponible. Segundo, que la familia Serrano Hernández ciertamente era vecina del “jefe de la banda”, que sabía, por eso, que se trataba de una persona de malvivir pero no un “gánster poderoso” con gente a sus órdenes y costosa infraestructura para esconder a sus víctimas, como decía la PGR. Tercero, Antorcha arguyó que el delincuente muerto, por versiones oficiales que se colaron, era el verdadero jefe de la banda y el que tenía los contactos “con los de más arriba” y que, por tanto, era una muy desgraciada y sospechosa coincidencia que esa haya sido la persona que murió en el operativo. Por último, Antorcha sostuvo que todas estas dudas podrían empezar a disiparse con la entrega del cadáver de don Manuel, cosa que no había sucedido al 16 de septiembre del año pasado cuando sentamos nuestra posición.

Sólo para recordar el contexto de lo que ocurrió hace un año, aquel 8 de septiembre a eso de las 4 p.m., antes de la conferencia de prensa de Zerón de Lucio que fue a las 6 p.m., llegó un mensaje amenazante al teléfono de Maricela diciendo, resumidamente, “esto no termina ni terminará”, en clara alusión al asesinato de don Manuel y a su descarada participación en el mismo; y añadió: “Maricela, saca a tu gente de Ixtapaluca”, en clara admisión de que a través de aquel mensaje hablaba un político resentido que buscaba recuperar por  la violencia asesina el poder que perdió en Ixtapaluca (en el año 2012) y que, por lo mismo, dijo Antorcha, era alguien perfectamente identificable y localizable pero que se atenía al apoyo de algún poderoso funcionario o grupo del gobierno que le garantizaba impunidad absoluta. Y ese mismo día 8 de septiembre, como lo informamos oportunamente a la opinión pública, alrededor de las 8:30 p.m., fue secuestrada nuestra activista Francisca García Romero en el municipio de Malinalco, la cual liberaron seis días después, tiempo en el que la torturaron psicológica y físicamente y le aseguraron: “Antorcha no sabe de lo que es capaz el gobierno,  van a ir cayendo uno por uno”, y a Carlos Ugalde Sixtos, responsable del antorchismo en Toluca y que negociaba con los plagiarios, le dijeron, vía telefónica, “somos gente del procurador y vamos contra toda la gente de Aquiles Córdova Morán”. Como este último evento ocurrió fuera de Ixtapaluca, en el Valle de Toluca, el antorchismo se preguntaba entonces: ¿quién está detrás de estas maquinaciones? ¿En qué manos estamos? ¿Nos encaminamos acaso a una versión maquillada de fascismo criollo?

Ya se fue un año y, lejos de que nuestra hipótesis sobre el móvil político se deseche, por el contrario, se han acumulado múltiples elementos que robustecen nuestra tesis. En efecto, tenemos en primer lugar que no se ha entregado el cadáver de don Manuel , no obstante que la PGR aseguró que uno de los secuestradores afirmó que había aventado el cuerpo en el río Nextlalpan; se buscó exhaustivamente, se encontraron otros cuerpos con mayor antigüedad de su asesinato, pero no el de don Manuel; en segundo lugar, al analizar cuidadosamente el expediente sobre el modus operandi de los secuestradores, se observa que en tres de los cuatro secuestros existen muchas coincidencias en la forma de capturar y tratar a las víctimas, entre ellas la obtención de dinero de sus familiares, pero en el caso de don Manuel la entrega monetaria, como ya se dijo, no se consumó, ni tampoco queda claro cuándo y dónde lo secuestraron, es decir, se nota que los supuestos secuestradores son viles chivos expiatorios utilizados por el gobierno para escabullir el bulto y salir de paso. En tercer lugar, y esto es muy relevante, en junio compitió nuevamente por la alcaldía de Ixtapaluca el grupo de Armando Corona Rivera (para el antorchismo, uno de las presuntos autores intelectuales del secuestro y crimen de don Manuel), pero a diferencia del año 2012 en que apoyó al PAN para derrotar a Maricela sin lograrlo, ahora, en el 2015, lo hizo a través de su cuñado Felipe Arvizu de la Luz, pero por el PRD y se le derrotó; lo que llama poderosamente la atención es que el señor Corona, “militante” del PRI (hasta hace poco era diputado local por este partido), en tres ocasiones: en el año 2006, en el año 2012 y en el año 2015 ha votado en contra de los candidatos antorchistas que han contendido por el PRI, y lo ha hecho ostensiblemente y, sin embargo, lo curioso del caso es que el partido y el gobierno estatal siempre, lejos de sancionarlo, por el contrario lo premian con más canonjías. No sólo eso. Como ya lo dije en otros dos artículos, el viernes 5 de junio pasado, dos días antes de las elecciones, fue secuestrado don Raúl Flores Centeno, padre de mi secretario particular, habitante de Ixtapaluca y fontanero de oficio, o sea, pobrísimo y por tanto no secuestrable por dinero sino, como don Manuel, sólo por motivos políticos, con el evidentísimo propósito de intimidar a los electores antorchistas de Ixtapaluca. Y, por supuesto, menudearon los mensajes amenazantes de muerte en contra de los principales líderes y candidatos antorchistas, mensajes que conocieron en tiempo y forma muy altos funcionarios del gobierno estatal y federal sin que se hiciera nada.

A reserva de dar más información en otro artículo sobre Armando Corona y su encomienda de intimidar y agredir al antorchismo del oriente mexiquense, quedan claras dos cosas a manera de conclusión: 1) que el político resentido por haber perdido el poder en Ixtapaluca en el año 2012, a manos del antorchismo, es Armando Corona Rivera, y se reafirma que es uno de los sujetos más sospechosos del secuestro y crimen de don Manuel, por razones políticas, o sea, se trató de poner de rodillas a Maricela y a Antorcha en octubre del 2013, cuando aquella no cumplía ni un año como alcaldesa, con el objeto de obligarla a renunciar a su cargo, cosa que no hizo, no por inhumana y falta de amor filial a su querido padre, sino porque hacerlo no le hubiera garantizado la vida de su progenitor y, lo que es peor aún, habría sentado un gravísimo precedente que hubiera colocado en el mismo riesgo a todos los líderes antorchistas, pues nuestros gratuitos como feroces enemigos nos habrían tomado la medida. Por tanto, el tiempo que todo lo descubre como dijera el gran Cervantes, exhibió otra vez a Corona Rivera, en las pasadas elecciones, como un sujeto mafioso y criminal de la política; 2) Está claro también que atrás y arriba de Armando Corona hay políticos muy encumbrados del gobierno estatal y federal  que lo encubren y que también quedaron resentidos, quizá más, con el triunfo de Antorcha en Ixtapaluca en el 2012. Así se explica que cuando clamamos justicia por el secuestro y asesinato de don Manuel, pareciera que nos estamos quejando con Poncio de lo que nos hace Pilatos. Ni modo, y no lo digo con desdén y mucho menos de manera retadora, sino con honda preocupación, ¿es éste el gobierno que se merece nuestro país? Y añado: por elemental congruencia con la memoria de don Manuel y de todos los caídos en la lucha del antorchismo nacional, no dejaremos de exigir que entreguen los restos a su familia y que castiguen a los responsables. Para ello, ya estamos preparando la cuarta marcha nacional que se realizará el 6 de octubre, a manera de protesta y conmemoración luctuosa por el segundo año de su secuestro y muerte.