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Antorcha Revolucionaria: un auténtico Movimiento Marginal

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  • De los Pobres, con los Pobres y para los Pobres
Edgar J. Cruz Arauz, Sacerdote Católico, Diócesis de Nezahualcóyotl

La palabra marginal es definida de diferentes modos por diferentes autores y, resulta válido para reflejar la desconcertante y polifacética realidad del movimiento Antorchista, así como para suministrar varias maneras de abordarla.

Y digo desconcertante por la lógica del servicio que pretende, que es educar y organizar al pueblo pobre, excluido y marginado, a fin de crear una sociedad más equitativa, solidaria y justa que permita a los pobres reintegrarlos en el desarrollo integral de la nación.

Ello desconcierta a la lógica del sistema capitalista, que es de naturaleza individualista y pragmática y, por su visión misma, busca únicamente su interés y el mayor provecho para sí, muchas veces, sin siquiera tocarse el corazón en sus intenciones de enriquecimiento, sin importarles la forma de adquisición de su riqueza. Claro, entre más ganancia se tenga en su lógica mezquina, será mayor su insensibilidad por los que menos tienen. Porque sí alguien busca hacer vida la fraternidad y, en consecuencia, el reconocimiento en los hechos de la dignidad de cada mujer y cada hombre excluidos del desarrollo, se topan en primer lugar con el desconcierto mezquino del pequeño grupo de los que más tienen, creándoles un desgobierno a su avariciosa y egoísta forma de pensar y actuar. Su contrariada visión será expresada con base en la mentira que calumnia e hiere la reputación del otro, aunque en los hechos, los hermanos de los pobres demuestran la verdad que les hace libres, en el Estado de México tenemos al municipios de Ixtapaluca que hace 7 años ha iniciado su transformación, y que ha hecho lo que no se hizo en los últimos 40 años, de Chimalhuacán y su real transformación, o, de su maqueta en el estado de Puebla, el municipio de Tecomatlán, que son los que un servidor conoce.

Desde mi punto de vista, lo verdaderamente desconcertante del Movimiento Antorchista radica en la fortaleza que encuentran en la unidad de ideales, que les da la oportunidad de resistir, porque han sido capaces de pasar de la Idea-Proyecto-Palabra a la encarnación hecha obra material de su ideal de vida.

En un mundo en donde la palabra y el compromiso contraído con la sociedad se ha relativizado, se ha vuelto discurso sin sustento, demagogia, palabrería vacía de contenido y de hechos, tenemos como un claro ejemplo, al ejecutivo federal y a sus gobernadores morenos y sus aliados, que pareciese que no tienen otro ideal que preservarse en el poder,  al mismo estilo del PRI, pero de manera más descarada y perversa.

Contrasta, que el Movimiento Antorchista posea hombres y mujeres valientes, que luchen unidos por hacer que el pueblo pobre ingrese al desarrollo, que este posea una mejor calidad de vida y, sea revalorado en su dignidad humana, a través de aquello que le toca hacer a los gobiernos federales, estatales y municipales, que todo hombre y mujer de este país goce de agua potable, de una mejor alimentación, acceda a la vivienda propia, al drenaje, a la pavimentación, a la salud, a la educación, que tenga acceso al deporte y a la cultura, al descanso y a la recreación, a la seguridad pública. Cuando existe un movimiento popular que descubre la fuerza interior que da la unidad de quereres, se lucha de manera crítica por pasar a la verdad que los hechos verifican.

La visión polifacética del Movimiento Antorchista se observa cuando este, ayuda a la población a descubrir que la vida del ser humano debe ser vista desde su integralidad, lo cual abarca una pluralidad de ámbitos que el ser humano puede y debe desarrollar para su realización personal y social.

Educación, cultura, deporte y recreación se encuentran en la cúspide de este desarrollo polifacético. Para mucho es extraordinaria la visión del Movimiento Antorchista que lucha para que los pobres también tengan acceso al desarrollo de su inteligencia en las múltiples disciplinas de la ciencia, que exigen desarrollo crítico y científico, hacerla popular, es el desafío que se ha asumido como compromiso con los pobres y el camino para forma una sociedad con una mejor calidad de vida. Por ello, el deporte se presenta no sólo como el desarrollo corporal sino, ante todo, como la sanidad de una mente que lucha contra la adversidad, el cansancio, el desánimo, y el abandono de la meta proyectada, y se convierte en el robustecimiento de la voluntad que es gobernada por una mente que es animada por la constancia, la disciplina, la tenacidad y la resistencia ante cualquier tipo de adversidad. Al pobre se le despierta su sentido de trascendencia a través de las bellas artes que conecta con el Eterno y su eterna belleza, a través de la música y su ejecución y su capacidad de escucha, y así de la poesía y la oratoria, de la pintura y su contemplación, no sólo estática, sino del movimiento que en su interior se convierte en relato que nos habla de una visión del hombre, del mundo y del universo creado.

Por ello, detrás de un aula, de una techumbre, de una alberca olímpica o semiolímpica, de la pavimentación de una calle, de un parque, de un auditorio o de un polivalente se encuentra la intención de construir un mundo en donde el marginado sea integrado a la sociedad y, por ende, sumado al desarrollo productivo del país. Al pobre se le enseña a superar los límites impuestos por un sector de la sociedad, y se le ayuda a seguir transformando para poder continuar avanzando, aprendiendo nuevas habilidades y poniéndolas al servicio de la comunidad, esto también es parte de las facetas del Movimiento Antorchista.

Lo dicho anteriormente, nos permite comprender porque se expresó qué el Movimiento Antorchista es un auténtico Movimiento Marginal. Recordemos que cuando hablamos de marginal, hablamos del margen, de los bordes, de los extremos, de sus límites exteriores. Esta imagen espacial nos permite aplicaciones metafóricas. Lo corriente, lo usual, lo claro, lo estable, lo seguro, lo acomodado propende todo ello a tener como zona de actuación el centro o la parte principal del espacio disponible; lo extraño, lo inusitado, lo ambiguo, lo inestable, lo peligroso, lo pobre aparece y es empujado hacia los bordes, hacia la periferia, a los márgenes de toda sociedad.

A menudo la realidad marginal, precisamente porque está situada en un borde, se encuentra a horcajadas entre dos diferentes áreas determinadas, teniendo algo de ambas, pero sin pertenecer por completo a ninguna de ellas.

Desde la sociología, la antropología y la economía se hace uso de esta imagen metafórica de lo marginal, Janice E. Perlman, en su estudio sobre pobreza urbana y política en Río de Janeiro, menciona cinco maneras diferentes de identificar los grupos marginales de una sociedad urbana. Marginales pueden ser: 1) los que ocupan infraviviendas construidas ilegalmente en la periferia de una ciudad; 2) los que tienen sólo trabajos precarios; 3) los que, habiendo emigrado de una cultura rural a una cultura urbana, se hallan atrapados en la transición; 4) las minorías raciales o étnicas que tienen dificultades para integrarse en el grupo étnico dominante y, 5) los que salen de lo normal, ya sean estos patológicos, superdotados o no conformistas.

A mí parecer existen diversos elementos para evocar y conectar una serie de aspectos interrelacionados con la vida y servicio de Antorcha como organización social, dedicada como le he mencionado a educar y organizar al pueblo, desde el pueblo que ha sido marginado y, encontrar en ellos la autenticidad y la novedad de un verdadero movimiento social.

Vayamos a la raíz etimológica del sustantivo movimiento, que procede de dos vocablos latinos: el verbo movere, que significa mudar de un lado a otro, y el sufijo miento, que es la acción o efecto. Entonces, el movimiento es la acción y efecto de mover, es decir, hacer que un cuerpo deje el lugar que ocupa y pase a ocupar otro. Lo interesante aquí, es la posibilidad dinámica de traslación, de cambio, de transformación aplicada a la sociedad y de una manera concreta enseñada a los pobres.

En otras palabras, el Movimiento Antorchista ha llegado a la consciencia que, el arte de educar y organizar al pueblo es la manera de ayudarles a entrar en la dinámica real y auténtica de una lucha contra la pobreza que flagela de manera inmisericorde sus existencias. En consecuencia, provocar y crear una transformación real que permita el paso del estilo indigno, inhumano y lacerante, a una calidad de vida que dignifique en lo concreto su existencia humana.

Este movimiento que surge de la marginalidad tiene como uno de sus valores fundamentales la unidad de lucha, que hace pasar a los individuos de las solas conquistas personales, a la unidad que construye en el espíritu comunitario, un Pueblo, una Ciudad, un Estado y una Nación Mexicana, donde todos tengan no solo lo necesario para vivir, sino lo que se requiere para conseguir un verdadero desarrollo integral de vida.

La marginalidad que coloca al pobre en la inferioridad económica, social, política, educativa, cultural y deportiva, es enfrentada con la unidad de quereres y quehaceres que buscan un solo objetivo, reingresar al pueblo marginado y excluido al protagonismo de su desarrollo. Por eso, esta desigualdad a la que somete la pobreza es enfrentada con educación, organización y solidaridad.

La autenticidad revolucionaria del Movimiento Antorchista se encuentra en esto, en servir de apoyo, sostén, y de experiencia de lucha por la justicia, representando una gran alternativa social, un grito profundo, un signo de contradicción, una esperanza de que: todo puede cambiar. Su modo de resistir al modelo imperante por medio de su testimonio de trabajo, que da resultados palpables, lo revela. Antorchas es luz que iluminan los ojos de los centinelas que tiene como cometido, cuidar la construcción de un mundo mejor.

El Movimiento Antorchista es un auténtico Movimiento Social, porque como diría alguien, tienen los pies en el barro y las manos en la carne. ¡Tienen olor a barrio, a pueblo, a lucha! El centro de su actividad de vida es el ser humano, el excluido, el marginado, el lacerado, el pobre. Pero no un pobre pasivo, un pobre que en su pobreza se sienta y se actúe como protagonista de la transformación que debe ser realizada, esto es parte de la autenticidad del Movimiento que, en su unidad y fraternidad crea un viento nuevo que aviva la ilusión de un mundo mejor para todos.

Por eso, que nadie se vaya con la finta, la apertura de consciencia nos tiene que ayudar a observar que, el sistema imperante ha impuesto la lógica de las ganancias (del mercado) a cualquier costo, sin pensar en la exclusión social y la destrucción que está generando. Por lo tanto, debemos decirlo sin miedo, queremos un cambio, queremos una transformación, real, veraz, palpable, un cambio de estructuras políticas, económicas y sociales, pero no al estilo de la 4T, este estilo ya no se aguanta, no lo aguantan los campesinos, los obreros, el pueblo trabajador, por ello, la opción es generar procesos de conciencia y ocupar los espacios que se requieren para ingresar a los excluidos y marginados al desarrollo nacional. Por ellos, debemos decir que el criterio de verdad debe ser el marcado por el Maestro: «Por sus obras los conocerán».