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Chimalhuacán y el COVID-19: La agresión del gobierno del Estado de México

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Omar Carreón Abud

¿Cuántas veces cree usted, amigo lector, que se ha reunido el gobernador del estado de México, Alfredo del Mazo, con el presidente municipal de Chimalhuacán para examinar las medidas a tomar ante la emergencia del ataque del Covid-19? Correcto: ninguna.

Pero, podría argumentarse ¿por qué habría de reunirse por separado con un simple presidente de un municipio que apenas llega a 750 mil habitantes?, no merece el privilegio. Pongámoslo entonces así: ¿Cuántas veces se ha reunido el señor gobernador en una gran asamblea con todos los presidentes municipales del estado con los fines mencionados? Correcto otra vez: ninguna. Por parte del gobierno del estado, hay abandono, irresponsabilidad, ausencia y, en algunos casos, como en el de Chimalhuacán, alevosía e inquina, no importa que las víctimas sean los mexiquenses más pobres.

Desde el mes de octubre pasado, por sí y ante sí, sin mediar explicación, el gobierno del estado de México tiene secuestrados 200 millones de pesos de las participaciones a las que tiene derecho el gobierno municipal de Chimalhuacán. No se crea que se trata de recursos para obras que malamente pueden seguir esperando, ni siquiera de recursos para contratar nuevo personal, se trata de recursos indispensables por medio de los cuales se les otorga ayuda de sobrevivencia a 10 mil 500 adultos mayores y a 2 mil 500 personas con capacidades diferentes. Increíble pero cierto. Como complemento indispensable, hay que decir que mientras el gobierno del estado presume que ya entregó 220 mil “Tarjetas rosa” en toda la entidad, al municipio de Chimalhuacán no ha llegado ninguna de las 13 mil que les corresponden a igual número de madres solteras y, también, que después de 7 años de estarse jineteando el dinero, el gobierno del estado no termina la obra para dotar de espacio a un hospital y añadirle a sus servicios 30 modestas camas. ¿Se justifica o nos quedamos cortos cuando decimos que hay alevosía e inquina por parte de la autoridad estatal?

Eso sí, el pasado 24 de marzo, cuando ya se veía llegar la parte más dura de la contingencia, el gobierno del estado anunció con fanfarrias que el Hospital General de Chimalhuacán, conocido entre la población como “90 camas” y que en el apelativo lleva su humildad, habría de ser considerado en adelante como hospital para la atención de los pacientes contagiados con Covid-19. ¡Noventa camas!, para una población municipal de 750 mil personas. Pero no llego todavía a lo peor, a lo más indignante y peligroso: el gobierno de Alfredo del Mazo no ha entregado cubre-bocas, ni mascarillas, ni gorros, ni batas para la protección mínima de médicos, enfermeras y personal de intendencia, bueno, ni el gel antibacterial se ha dignado entregar. En el hospital 90 camas hacen falta sondas, soluciones para suero, gasas, alcohol, desinfectantes y otros insumos básicos. Nada más tiene el pomposo nombramiento y, claro, la gravísima responsabilidad de atender a los contagiados con Covid-19.

Falta agregar que con las nuevas responsabilidades del hospital y su personal, ya no se podrán atender los casos “rutinarios” que se venían atendiendo, sólo funcionarán la sala de neonatos prematuros, y eso si la madre o sus familiares encuentran el tiempo y el dinero para subsanar las deficiencias que existen, pues el gobierno del estado no ha abastecido la leche de fórmula y los catéteres y, funcionará también, la sala de hemodiálisis, aunque ya se sabe que en dos turnos sólo atiende a 58 pacientes y deja esperando a otros 50, mismos que para ser atendidos necesitan que se trabaje dos turnos más y se proporcionen los insumos necesarios. Al Hospital San Agustín (construido por el ayuntamiento), que sólo cuenta con 30 camas (no lo destinaron oficialmente para atender enfermos de Covid-19, pero ante la dureza de la pandemia, nadie garantiza que no tenga que atender este tipo de casos), le falta el 40 por ciento de su personal y 60 por ciento de su equipo, muy grave y… como queda dicho, el gobierno del estado hace como que no oye las peticiones. Difícil de creer ¿no?

El gobierno municipal que encabeza Jesús Tolentino Román, mientras soporta la represión, por su parte, hace lo que puede. A toda prisa está llevando a cabo la sanitización de edificios públicos y zonas concurridas, mantiene a 65 médicos protegidos con trajes quirúrgicos recorriendo el municipio en varias brigadas para detectar y atender en su domicilio a personas con síntomas de Covid-19 y está entregando un kit de limpieza con 70 unidades. Importa también agregar, porque es uno de los pocos casos en el país, que la lucha organizada de los chimalhuacanos encabezados desde hace varios trienios por autoridades surgidas del Movimiento Antorchista, pueden ahora disfrutar de servicio de agua potable para todos los habitantes.

Pese a estos esfuerzos, Chimalhuacán sufre la política neoliberal y la represión abierta del gobierno del estado de México. Pero las épocas de crisis, son épocas de cambios. Valores tan largamente consolidados e indiscutibles, están colapsando ante la realidad. Los mercados no se regulan solos, la mano invisible no existe, lo individual no es superior a lo colectivo, la competencia no es superior a la colaboración y los grandes empresarios no ganan por asumir riesgos sino por comprar fuerza de trabajo. La democracia occidental no apoya al mundo, la solidaridad, la compasión, los riesgos por el prójimo han brotado imponentes en China, Rusia y Cuba que tienen regímenes largamente satanizados. Todo está cambiando. ¿No tendrá que sufrir una revolución radical la manera como se trata la salud del hombre? ¿Y la alimentación que es una precondición escandalosamente obvia de una buena salud? ¿Y una vivienda digna que no sea foco de infecciones? En una palabra, ¿no tendrá que dar un vuelco insólito la vida del hombre por el Covid-19?

La riqueza gigantesca, imponente, la más grande y fabulosa de toda la historia de la humanidad, ha producido como su correlato necesario, la espantosa pobreza y la esclavitud de los trabajadores hacia los centros de trabajo, de manera tal que ahora millones de seres humanos se debaten entre la disyuntiva de hierro de morir atacados por una pandemia o perecer de hambre y necesidad. El más moderno, genial, revolucionario y poderoso modo de producción ha llevado a la miseria a millones y a la muerte prácticamente por desahucio hasta ahora a decenas de miles de seres humanos. De la era del Covid-19 en adelante ¿qué tienen que ofrecerle a los seres humanos el neoliberalismo y su engendro hipócrita el combate a la corrupción?

Morelia, Mich., a 31 de marzo de 2020