Laura Castillo García
Vocera del Movimiento Antorchista en el Estado de México
Como cada año, el próximo miércoles 8 de marzo se celebrará el Día Internacional de la Mujer, día que se festeja algo más que haber nacido dentro del género femenino o que, por voluntad, miles o millones de varones se identifiquen con el mismo. No, no es así: en sus orígenes, el Día Internacional de la Mujer comenzó como un día de lucha y reconocimiento a todas aquellas que lucharon, y luchan, por la igualdad, la justicia, la paz y el desarrollo.
Sin intención de hacer de esta colaboración una de tinte feminista (respeto a la corriente, pero no me identifico con su pensar en torno a que el hombre es enemigo de la mujer), creo sinceramente que hay que reconocer a todas aquellas mujeres que lucharon por la igualdad de los géneros en tanto que todos somos seres humanos y como tales debemos tratarnos con respeto e igualdad y unirnos para luchar por una patria mas justa y próspera para todos.
Estamos obligados a unirnos pues tanto varones como mujeres, y ahora el género no binario, somos víctimas de la desigualdad y maltrato del régimen capitalista, el cual nos obliga a vivir divididos sin ver que todos somos explotados, vejados y humillados por el cruel y despiadado sistema capitalista que nos obliga a vivir en viviendas inhumanas, sin un techo seguro y sin servicios básicos; a sobrevivir con un salario raquitico debido a que la riqueza que los trabajadores producen –en fábricas, oficinas, escuelas, hospitales, y en todo lugar en que haya trabajo asalariado–, se queda en las manos de los dueños de las máquinas y todos los instrumentos de trabajo, sin importar que quienes producen esa riqueza son las manos de los trabajadores, que gastan ahí su energía, su cerebro, todo su cuerpo, hasta en jornadas dobles, porque para vivir no les queda de otra que vender su fuerza de trabajo por un salario que apenas les alcanza para satisfacer sus necesidades mínimas.
Todos –hombres, mujeres y género no binario, como se han autocalificado millones de seres humanos en el mundo– somos explotados por el capital. Aunque ciertamente, la sociedad patriarcal que se generó hace miles de años, y que fue adoptada por el inhumano capitalismo, maltrata más a la mujer que a los hombres. Y es que luego de miles de años en que las mujeres tuvieron el control de las tribus y gens y, por tanto, en donde privaba el derecho materno, este fue mermándose porque en la sociedad sedentaria empezaron a generarse los excedentes, la riqueza, la cual “… le dio al hombre una posición más importante que a la mujer en la familia…” que derivó en la abolición del derecho materno, de acuerdo a los estudios que realizaron Lewis Henry Morgan y Federico Engels, publicados en la obra de este último intitulada “El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado”.
“El derrocamiento del derecho materno fue la gran derrota histórica del sexo femenino en todo el mundo. El hombre empuñó también las riendas en la casa, la mujer se vio degradada, convertida en la servidora, en la esclava de la lujuria del hombre, en un simple instrumento de reproducción. Esta baja condición de la mujer (…) ha sido gradualmente retocada, disimulada y, en ciertos sitios, hasta revestida de formas más suaves, pero no, ni mucho menos abolida.” (El origen de la familia, la propiedad privada y el Estado, <en relación con las investigaciones de L. H. Morgan>, Ed, Progreso).
Engels escribió ese libro entre marzo-mayo de 1884, desde entonces la condición de la mujer ha ido a la baja, al grado que ahora muchos hombres se sienten con derecho a maltratar y hasta a matar a las mujeres, sin importarles que ellas sean el sostén de sus familias o, simplemente, porque son un ser humano. Nada los detiene y, desgraciadamente, los gobiernos, que están obligados a garantizar la seguridad de la gente, no hacen nada para remediar la situación de las mujeres; es más, tal parece que se alegran por la suerte de ellas.
Así, tenemos que el año 2022 –durante el gobierno del que dice que trabaja para los pobres–, fue el más violento para mujeres en la historia reciente; es decir, ni las crecientes manifestaciones de protesta por parte de las mujeres para que se frene la violencia de género –las cuales ya no solo se realizan el 25 de noviembre, sino durante todo el año–, ni el gobierno de López Obrador han parado ese fenómeno que no solo afecta a mujeres, sino a madres, padres, hijos, hermanos, familiares y amigos.
Antes de 2022, fue el 2019 el año de mayor violencia contra la mujer con 111 mil 553 víctimas de delitos, cifra que subió entre enero y diciembre de 2022 al contabilizarse que 122 mil 11 mujeres fueron víctimas de algún delito; o sea, en lugar de disminuir, la cifra aumentó en 10 mil 458 casos; en promedio fueron 334 víctimas por día y 14 por hora; es decir, una víctima cada cutro minutos; se trató “de una cifra 12.5 por ciento, mayor a la registrada en 2021, cuando hubo 108 mil 411 víctimas.”
La falta de respeto a la vida de las mujeres, también se refleja en el embarazo de adolescentes, fenómeno que también va en aumento. De acuerdo con datos del Consejo Nacional de Población (Conapo): “en México se registran alrededor de 8 mil 876 embarazos de niñas cada año y mil adolescentes dan a luz al día. Gabriela Rodríguez Ramírez, secretaria general del Conapo señala que los índices de embarazos de niñas y adolescentes en México “están relacionados con las uniones tempranas, matrimonios infantiles forzados, violaciones y bajos niveles de escolaridad.” Es alarmante que 8 mil 876 niñas menores de 14 años hayan tenido hijos producto de violaciones o uniones forzadas; evidentemente, eso les impide hacer deporte, seguir estudiando y, por tanto, prepararse para el futuro. Es más, la alta tasa de embarazo adolescente pone a México en primer lugar en ocurrencia de embarazos en mujeres de 15 a 19 años.
La incorporación de la mujer al mercado laboral, la cual se aceleró a partir de la década de los 70, trajo la manifestación de desigualdades con respecto a los varones, pues en pleno siglo XXI siguen percibiendo salarios menores a aquellos a pesar de que muchas veces cubren jornadas de trabajo más largas con tal de percibir más dinero: en promedio, ellas ganan 87 pesos por cada 100 que gana un hombre. Cabe destacar que la Cámara de Diputados tiene congelado una minuta que busca atender el tema con un paquete de reformas a 13 leyes federales a fin de garantizar la igualdad salarial entre hombres y mujeres; pero, a pesar de que el proyecto fue aprobado en marzo de 2021 en el Senado, el proyecto sigue congelado por los diputados pertenecientes al partido Morena, quienes son los que dominan en ese órgano legislativo. La desigualdad también se vive al interior de los hogares pues, a pesar de que tanto hombres como mujeres trabajand ía a día, ellas están obligadas a realizar el 73 por ciento de los trabajos domésticos y ellos solo el 27 por ciento. Como dijo Engels, en muchos casos la mujer es la sirvienta del esposo e hijos.
Si analizáramos todos los aspectos en que la mujer participa, la conclución sería que la mujer siempre sale perdiendo con respecto al sexo masculino, pues así está diseñada esta sociedad patriarcal y dividida en clases en que vivimos, pero que no estamos condenadas a vivirla para siempre. El remedio está en la construcción de un modo de producción que no esté dividido en clase, para que al fin todos los seres humanos seamos tratados como tales, sin diferencia alguna por el género en que nacimos.
A seguir luchando mujeres, junto con los hombres protestemos por las injusticias y, sobre todo, luchemos en contra de ellas, como lo han hecho los luchadores sociales que han construido sociedades más humanas e igualitarias. Sí, necesitamos construir un partido de los trabajadores para lograrlo, pero por lo pronto, pensemos bien a quien le daremos nuestro voto el próximo año 2024 en que elegiremos nuevo presidente de México: no podemos volver a elegir a un candidato del partido en el gobierno, el cual no ha hecho nada por cambiar la situación de la mujer y sí, en cambio, la ha deteriorado. Ni las mujeres ni los hombres mexicanos merecemos seguir viviendo como hasta ahora.
Desde este espacio, envío mis más sincero reconocimeinto a todas las camaradas que han hecho de la lucha su manera de alcanzar la facilidad en esta sociedad desigual y repito el llamado que año con año hace el dirigente nacional de Antorcha, Aquiles Córdova Morán: mujeres de México, en Antorcha tienen un lugar en donde no solo se les respetará y se les ayudará a desarrollar sus talentos, sino en donde se les brinda un espacio para luchar en contra de las injusticias que genera una sociedad dividida en clases.