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Los salarios en tiempos del Covid-19

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Por: Antonio Zacarías

Hace algunos días, el INEGI informó que el desempleo alcanzó a 15.5 millones de mexicanos, sin lugar a dudas es una cifra alarmante; aquellos que se quedaron sin trabajo no podrán cubrir sus necesidades más elementales y, sin embargo, el gobierno federal se ha negado a implementar un plan para garantizar que los que perdieron su empleo tengan, aunque sea que comer; pero, ¿acaso para aquellos que tiene empleo las cosas van mucho mejor? Desafortunadamente, no. Aunque en los dos años de gobierno de López Obrador, el salario mínimo ha experimentado un “aumento histórico” la capacidad adquisitiva de los trabajadores sigue sin mejorar.

Cuando se anunció con “bombo y platillo” que el “aumento salarial” para este año sería del 20 %, algunos asumieron que dicho incremento impactaría de forma positiva en la calidad de vida de los trabajadores; sin embargo, este aumento nominal del salario, en nada los ha favorecido, pues lo que los trabajadores necesitan es un aumento real y sustancial, es decir, lo que se requiere es que el salario sí aumente su poder de compra.

Si consideramos que de acuerdo con la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo correspondiente al primer trimestre de 2020, 11 millones de mexicanos reciben menos de un salario mínimo y 21 millones reciben entre uno y dos, esto significa que más de 33 millones de mexicanos reciben menos de $120 y hasta $240 diarios, lo que sin lugar a dudas los pone por debajo de la línea de bienestar mínimo-el CONEVAL establece que adquirir la canasta alimentaria es “sinónimo” de bienestar mínimo; durante los meses de la pandemia el costo promedio mensual por persona de la canasta alimentaria fue de $1,621; un sencillo calculo aritmético arrojará como resultado que los trabajadores mexicanos ni siquiera han estado en condiciones de adquirir la canasta alimentaria, dicho de otra forma los salarios no garantizan que la gente se alimente correctamente.

Por otro para la llamada Línea de Bienestar- valor monetario de una canasta de alimentos, bienes y servicios básicos- antes y durante la pandemia ha estado vetada para 33 millones de mexicanos, pues su costo en los últimos meses osciló en los $3.209, por tanto el  “histórico aumento salarial” solo fue un engaño más de este gobierno, y significa que en los tiempos que corren no solo hay que alarmarse por el desempleo galopante sino al mismo tiempo hay que preocuparse por millones de mexicanos que tienen empleo y  ni siquiera pueden adquirir la canasta alimentaria. ¿Qué ha hecho el gobierno antes estas situaciones? Nada.

En el Estado de México el panorama-igual de alarmante-es el siguiente: 1) es esta  la segunda entidad en la que el desempleo golpea a la población,  2) el 51% de los desocupados tienen entre 30 y 49 años, 3) el 45 % de los desocupados solo cursaron Primaria y/o Secundaria, 4) de los 7 millones 600 mil que sí tienen empleo, 4 millones 600 mil  están en el rango de los que cobran menos de un salario mínimo  y máximo dos, conclusión: en el Edomex la población es vapuleada por el desempleo y también es víctima de los raquíticos salarios,  los mexiquenses no tienen trabajo y los que lo tienen gana menos de lo necesario para adquirir la canasta alimentaria. ¿Cómo enfrentan esta situación las familias? ¿Qué ha hecho el gobierno del Estado de México para remediar estos males que afectan a los mexiquenses? Se sabe que ha repartido algunas “tarjetas rosas”-el programa estelar de su gobierno- se sabe que ha entregado algunos “bultos” de fertilizante a unos cuantos campesinos, dijo que entregaría “créditos” a las microempresas, todas estas medidas son necesarias y, empero resultan insuficientes, así lo ponen de manifiesto la realidad en la que viven colonos, campesinos, estudiantes, profesionistas, etc.

Millones de familias en todo el país y en particular en el territorio mexiquense, exigen de sus gobernantes, una política que garantice empleo para todos y salarios verdaderamente dignos, ¿serán capaces de atender y resolver tan acuciantes problemas? Hasta el momento la experiencia nos dice que no, entonces, ¿Qué pasará con estas familias que no tienen ni siquiera para comer? Una interrogante más, el nuevo ciclo escolar se acerca ¿los hijos de estas familias podrán regresar?, aunque el regreso a clases sea virtualmente, esta situación situará en predicamentos a millones de familias que no solo no tendrán para alimentarse, ahora tampoco podrán educarse al no tener acceso a internet.