- A punto de perderse la tradición.
Temascalcingo, México.- El olor a leña quemada impregna los rincones de Santa María Canchesda, comunidad perteneciente a esta tierra, donde manos mágicas transforman el barro en artesanías que son ofertadas a las afueras de sus hogares.
La vista se deleita de majestuosas obras coloridas que impregnan la vialidad conduciendo al centro del municipio. El señor Ramón Cruz Romero, forma parte de los artesanos que aún subsisten pese a las inclemencias del tiempo y a las escasas ventas. El oficio lo heredó de sus padres y será postergado a la siguiente generación.
Don Ramón explica que ser artesano es como todos los trabajos, solo que en éste no hay días libres ni horarios establecidos.
El artesano descansa cuando el cuerpo pide reposo. El trabajo de los artesanos es poco valorado, son escasas las personas que compran por convicción, hay quienes lo hacen con el deseo de ayudar, pero sin otorgar el valor justo a los productos; prefieren regatear, olvidando que un artesano vive de lo que obtiene en sus ventas.
Al no contar con espacios adecuados para la venta de sus artesanías los habitantes de ésta comunidad han optado por emigrar a otros estados en busca de nuevas oportunidades para llevar el sustento a sus familias.
Sin embargo para quienes crecieron entre el polvo, el barro y el olor del aserrín es una decisión complicada puesto que no solo es dejar a la familia, sino olvidar el oficio que les heredaron sus padres y que por décadas fue el sustento de sus hogares.
Por ello piden apoyo para la difusión de sus trabajos, así como para la adquisición de herramientas y materia prima que ha de servirles en la elaboración de sus obras. Porque ser artesano es un oficio de hombres y mujeres con manos mágicas.
