Toluca, Méx.- Durante el trimestre enero-marzo de 2013, la población ocupada en México se ubicó en 47.8 millones de personas, es decir, 95.1 por ciento de la Población Económicamente Activa (PEA) participó en la generación de bienes y servicios, indicaron los especialistas de la Universidad Autónoma del Estado de México, Alma Yeni y Oscar Alfredo Barrios Márquez.
Los autores del estudio “La realidad del empleo en México durante el primer trimestre de 2013” afirmaron que el sector primario sólo contribuye con 13.4 por ciento de los ocupados a nivel nacional, en contraste con 23.7 por ciento y 62.3 por ciento que aportan los sectores secundario y terciario, respectivamente.
Sin embargo, puntualizaron, este último es el predominante en la estructura económica del país, por la contribución de sus subsectores: servicios y comercio, que emplean la mayor parte de la población ocupada con 25.8 por ciento y 19.6 por ciento, respectivamente.
Señalaron que durante el primer trimestre de 2013, ocho de cada 10 personas ocupadas tuvieron la necesidad y disponibilidad de ofertar más tiempo de trabajo de lo que su ocupación actual les permite (subocupación), esto es un reflejo que se traduce en compensar la merma en los ingresos, resultante de la pérdida de empleo en el sector formal en tiempos de crisis.
Por otra parte, acotaron que 29 de cada 100 personas ocupadas trabajan para una unidad económica que opera a partir de los recursos del hogar, pero sin constituirse como empresa, es decir, el sector informal.
Al comparar esta última cifra con la situación de informalidad ampliada en el país medida por la Tasa de Informalidad Laboral (TIL), explicaron, se refleja la severa realidad laboral de México, al generar casi 60 por ciento de los empleos en la informalidad, caracterizada por la desprotección social y causante de la contención del desempleo a nivel nacional.
Alma Yeni y Oscar Alfredo Barrios Márquez abundaron que en la TIL se incluye: el trabajo no protegido en la actividad agropecuaria, el servicio doméstico remunerado de los hogares, así como los trabajos subordinados que, aunque trabajan para unidades económicas formales, lo hacen bajo modalidades en las que se elude el registro ante la seguridad social.
