Nicolás Romero, México.- La explotación del hombre por el hombre con el fin de apropiarse de la riqueza que producen los trabajadores es la base del sistema capitalista instituido en nuestro país, sistema que acrecienta la desigualdad y ocasiona que alrededor de 50 millones de mexicanos no ganen lo suficiente en sus trabajos para comprar una canasta alimentaria básica, por lo que el proyecto de Antorcha de construir una sociedad más humana se vuelve imprescindible, señaló el dirigente social en el noroeste mexiquense, Héctor Javier Álvarez Ortiz.
El líder social indicó que recientemente el colectivo de investigadores de México, ¿cómo vamos?, informó que al cierre del año pasado, 38.5 por ciento de los mexicanos, es decir, 49.6 millones de personas, se encontraban en situación de pobreza laboral, es decir, que los ingresos que perciben por su trabajo no alcanzan para comprar la canasta alimentaria básica para todos sus integrantes, situación que empeoró por la pandemia, pues de 2020 a 2022 cerca de 3.5 millones de personas se sumaron a esta situación.
Lo anterior -dijo- demuestra fehacientemente que los grandes empresarios e industriales en nuestro país pagan salarios ínfimos, salarios que originan que cada vez más mexicanos se encuentren en pobreza, esto porque el patrón al ser dueño de las máquinas, los materiales, las tecnologías y, por supuesto, al considerarse la mano de obra como una mercancía, de las personas o trabajadores, solamente pagan sueldos para que el obrero y su familia sobrevivan y sigan produciéndose trabajadores.
Ante esto -subrayó- se vuelve vital que el pueblo trabajador se una, organice, politice y luche por la implementación de un sistema económico que distribuya de forma equitativa la riqueza, con ello los trabajadores recibirían mejores salarios, mejor salud su familia y sus hijos obtendrían una mejor educación y se terminaría la pobreza y desigualdad. Y esto tan solo si se aplicarán las propuestas de Antorcha: 1) creación de fuentes de empleo para todos, 2) salarios bien remunerados, 3) una política fiscal progresiva y 4) la construcción de obras y servicios para el bien común, propuestas y alternativas económicas que harían menos pobres a los pobres y no menos ricos a los ricos, estipuló.