Por: Norma Sánchez Martínez
El futuro para millones de mexicanos es cada vez más incierto. La pandemia del Covid-19 vino a destapar la cloaca gubernamental que en los últimos meses se había esforzado el gobierno federal por mantener tapada para evitar que se saliera de control el descontento nacional que ya venía en aumento derivado de la inseguridad y la falta de gobernabilidad.
La situación actual del país se vino en picada aceleradamente desde que se decretó la cuarentena para evitar contagios; primero, el presidente no siguió las recomendaciones que su propio gabinete impuso a los mexicanos, sino que continuó realizando giras por el país, dando “besos y abrazos” a la gente con el argumento de que podía detener al Covid-19 con imágenes religiosas.
En las últimas semanas, quien ha acaparado la atención de los mexicanos es Hugo López-Gatell, subsecretario de Salud, encargado del seguimiento al Covid-19 y al que ahora muchos ven como el candidato ideal para contender por la silla presidencial en las siguientes elecciones. Pero no basta con lucir medio apto para enfrentar la pandemia y tener una paciencia estoica frente a los medios de comunicación para pretender que eres una opción para las elecciones presidenciales; se requiere mucho más para eso. Es más, no deberían cantar victoria tan pronto porque aun falta que llegue lo más duro de la pandemia y veremos cómo manejan la situación… incluso, sería catastrófico que en la fase 3 de la pandemia, salieran a relucir todos los números que ocultaron durante las fases 1 y 2.
Por ejemplo, no se habla de los miles y miles de trabajadores que han sido despedidos a causa del covid19 y que no tienen dinero para sobrevivir la cuarentena sin trabajo y sin dinero, no se dice claramente cuánto personal sanitario está en condiciones de contagio, qué se va a hacer para frenar la violencia desmedida en contra de este personal por parte de ciudadanos inconscientes, o qué hay de la escalda de violencia nacional en el país.
Mientras en países como Rusia se están tomando medidas para cuidar de sus ciudadanos; por ejemplo, por decreto del presidente, Vladimir Putin, se oficializó que el mes de abril sería un mes de vacaciones oficiales, por lo que las empresas se verán obligadas a pagarle a sus empleados y, en retribución, Putin ayudará a las empresas con el fin de mantener estable la economía del país.
En nuestro país la situación es completamente diferente, los impuestos no se condonarán por el tema de la cuarentena, es decir, los pobres deberán seguir contribuyendo fiscalmente aunque no tengan trabajo, aunque permanezcan encerrados en sus casas sin un ingreso que les asegure sobrevivir estos meses de encierro.
Se habla mucho de los contagios, de los decesos, etc., sin embargo, no se habla de cómo el gobierno federal ayudará a millones de mexicanos para sobrevivir la cuarentena, no se dice si les enviará mínimamente una despensa; no se explica cómo se resolverá el abasto de agua potable que se está descontrolando a nivel nacional y ¡no hay asistencia social por parte del gobierno federal!
En una noticia del periódico español El País del 11 de abril se puede leer el siguiente encabezado: Los despedidos mexicanos por la crisis: “Yo no le tengo miedo al coronavirus, yo le tengo miedo al hambre”, el cual retrata el sentir de la mayoría de los mexicanos.
No obstante, el gobierno federal no ofrece ninguna solución a los millones de mexicanos empobrecidos. La realidad nos está alcanzando a todos, a unos más rápido que otros, pues el número de contagios por Covid-19 está siendo maquillado y, dada la situación que se agranda en el país, es más probable que mueran millones de mexicanos por hambre más que por el Covid-19. Todos deberíamos comenzar a reflexionar sobre el futuro incierto de millones de mexicanos, incluido el nuestro.
