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Antorcha y su vocación de ayuda

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Por: Laura Castillo García, Vocera del Movimiento Antorchista en el Estado de México

En cayucos, en carros, a pie, con el agua hasta las rodillas, como sea, los activistas del Movimiento Antorchista de Tabasco reparten el apoyo en alimentos, medicamentos y ropa que el antorchismo nacional envían para ser entregados a las familias damnificadas por las inundaciones, las cuales suman más de 350 mil y no 100 mil como oficialmente reconoce el gobernador, Adán Augusto López Hernández.

Tener metidos en tu casa uno o dos metros de agua, aunque fuera por solo un día, es no tener dónde prender una estufa para hacer o calentar comida, no tener una cama seca donde descansar para al día siguiente volver al trabajo; no tener dónde lavar ropa y, finalmente, no tener ni un documento que acredite tu identidad. Es decir, es no tener nada porque la fuerza de la corriente de las aguas pluviales arrasó con todo.

Ante esta grave situación que afectó a más de 350 mil tabasqueños, se antojaría que los gobernantes que llegaron al poder bajo la gran frase de “primero los pobres” -que todos entendimos como que darían solución a los graves problemas de los pobres-, hubieran llegado inmediatamente con los afectados para sacarlos del agua, darles techo, alimentos y abrigo; pero, desgraciadamente, no fue así: a 70 días de las primeras lluvias e inundaciones provocadas por los frentes fríos 4, 9 y 11 y los huracanes ETA e IOTA, miles de casas permanecen inundadas y sus habitantes siguen sin tener un techo bajo el cual descansar y realizar todas sus actividades cotidianas. Es más, según me platican, muchas familias permanecen las 24 horas en cayucos porque no tienen en dónde guarecerse y estiman que, en varias colonias de Villahermosa, el agua bajará hasta ¡febrero del 2021!

Por lo pronto, en estos 70 días de crisis, el gobernador de Tabasco ha dado muy poco apoyo a los damnificados; fundamentalmente ha gastado el tiempo en levantar un censo de bienestar que ni de lejos beneficiará al cien por ciento de los miles afectados y, seguramente, los pocos apoyos que brindará en una segunda vuelta los repartirá cerca de la celebración de Navidad a fin de que ese recuerdo se quede en la memoria de los votantes, a los que necesitará el próximo 6 de junio de 2021, día en que se celebrarán las elecciones para elegir diputados federales.

Por ello, ante la falta de apoyo gubernamental estatal y federal, el Movimiento Antorchista Nacional decidió llamar a todos sus simpatizantes, militantes y amigos para que organizaran colectas estatales de víveres, ropa y medicamentos para ayudar a aliviar un poco el sufrimiento de los damnificados tabasqueños. Con ello, una vez más, Antorcha demuestra que su existencia se debe a luchar hombro con hombro con sus hermanos de clase, los mexicanos más humildes, para mejorar sus condiciones de vida y, como en esta ocasión, para auxiliarlos en la desgracia.

Gracias a la solidaridad de miles de mexicanos que instalaron centros de acopio a lo largo y ancho del país, el antorchismo nacional ha mandado 210 toneladas de alimentos y ropa, las cuales se han entregado a todos los damnificados, antorchistas y no antorchistas.

En los estados de México, Morelos, Hidalgo, Querétaro y Ciudad de México se instalaron 201 centros de acopio, de los que resultó una recolección de 110 toneladas de alimentos, ropa y medicinas destinados a aliviar un poco la difícil situación de miles de tabasqueños. Esos envíos significan la manifestación de solidaridad de mexicanos pobres para con otros mexicanos pobres. Durante sus 46 años de existencia, Antorcha ha fomentado la solidaridad entre los mexicanos.

Sabedores de que esos mínimos apoyos humanitarios son insuficientes y no resuelven el problema de raíz de las inundaciones, Antorcha está decidida a luchar, junto con los tabasqueños, para que los diferentes niveles de gobierno realicen un plan que resuelva los problemas hídricos de Tabasco a fin de poner freno a las inundaciones que año con año afectan a los tabasqueños, por las cuales no solo pierden cosas materiales adquiridas con mucho esfuerzo, sino que también ponen en riesgo su propia vida, la cual hay que preservar a toda costa.