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Clamor por la supervivencia

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Por: Heriberta Martínez Romero

En días pasados, al agudizarse la pandemia en nuestro país, se vieron por doquier trapos blancos y cartulinas pidiendo, solicitando y finalmente exigiendo apoyo con un programa de alimentos, de canasta básica o de despensas, para las comunidades más humildes, abandonadas, donde no existen tiendas grandes de autoservicio, ni bancos, ni joyerías, ni boutiques, pero sí una gran cantidad de carencias de infraestructura como agua, electrificación, drenaje, pavimentaciones, entre otros, que aumentan el riesgo en esta pandemia por las condiciones insalubres e infrahumanas que existen en estos lugares.

Una demanda urgente es el alimento, pues gran parte de la población económicamente activa se quedó sin trabajo, ya sea porque la corrieron de la empresa o porque ya no le permitieron vender su humilde mercancía. La lista de desempleados es muy grande: obreros, empleados de empresas, de negocios,  restaurantes, fondas, cines, centros recreativos, puestos ambulantes, ferias, espectáculos de todo tipo, tianguis, etc, etc., y de estos empleados una gran parte no han tenido la oportunidad de alimentarse ya no digamos bien, sino apenas para sobrevivir, porque el gobierno actual, tanto de la 4T como del Estado de México, Alfredo del Mazo, no tuvieron la sensibilidad política de tener un programa que protegiera en este sentido a los más vulnerables. Su prioridad fue empujar al pueblo a una nueva “normalidad” sin proponer un plan de seguridad con la finalidad de proteger y cuidar a los que tuvieron la fortuna de regresar a su trabajo, dejándolos en manos de la nefasta pandemia, con servicios tan malos como, por ejemplo, el trasporte público, en donde nunca se puede tener sana distancia. ¿Por qué no proponer un mejor transporte público? ¿Por qué no proporcionar alimento a los que se quedaron sin sustento alguno? ¿Por qué corretearon, injuriaron y finalmente despojaron de sus humildes mercancías a los vendedores ambulantes, sumiéndolos en la tristeza y desesperación por quedarse sin nada para sobrevivir y tener autoridades retrogradas y autoritarias sin propuesta de solución?

Las autoridades han hecho oídos sordos y no han dado ninguna respuesta a esta demanda nacional, ciegos al caos y sufrimiento del pueblo trabajador. Estos dos años de gobierno de la 4T y la sumisión de Alfredo del Mazo para con ella, ha dado a conocer que sigue el sistema neoliberal más vivo y más dañino que nunca, que las fuerzas políticas y económicas del país se han unido para entregarse de rodillas a Estados Unidos y ser trapeador del capital extranjero, para lograr tener más mano de obra barata que pueda ofrecer al vecino país, que sigue manipulándolo a su conveniencia y lograr comprar su conciencia por hambre.

¡Es momento de decir basta! Nosotros, el pueblo, sabemos ayudarnos unos con otros, podemos organizarnos y luchar por mejores condiciones de vida y sacar a los gobernantes que traicionaron con los hechos sus promesas de campaña, nos dejaron sin alimento, medicina, varios médicos y enfermeras muertos por falta de insumos de calidad, sin trabajo, sin pago a profesores, etcétera. ¿Qué más esperamos?

La demanda de alimentos a nivel nacional mediante los trapos blancos no puede ser olvidada, entre todos podemos ayudarnos y brindar apoyo a quien lo necesite. Y menos podemos olvidarnos de los que nos traicionaron, los que fueron un fraude con su palabra y se volvieron basura. En las urnas de las próximas elecciones nos veremos.