- Brinda JAPEM programas de capacitación y donativos en especie para la Fundación Vemos con el Corazón.
- Enseñan a personas con problemas visuales orientación y movilidad, actividades de la vida diaria y braille.
Toluca, México.- La Fundación “Vemos con el corazón”, Institución de Asistencia Privada (IAP), contribuye, desde hace 20 años, para brindar una mejor calidad de vida a las personas que sufren de discapacidad visual.
Para esta labor cuenta con el apoyo de la Junta de Asistencia Privada del Estado de México (JAPEM) organismo sectorizado a la Secretaría de Desarrollo Social, la cual ha sido su principal contribuyente para atender a quien más lo necesita.
Neftalí Salmerón Sánchez, psicóloga de esa organización, detalló cómo nació la institución. “Surge de la necesidad de ver que dentro del municipio de Toluca, no hay un espacio como tal, que atienda específicamente la discapacidad visual”, aun cuando en el Estado de México esta condición es la segunda causa de discapacidad.
Asimismo, comentó que la JAPEM los ha apoyado al ser la “guía en todo este proceso, nunca nos ha dejado, siempre está de nuestro lado, con programas de capacitación para nuestro personal, con el otorgamiento de donativos para nuestros alumnos en especie, de igual manera, nos hacen revisiones anuales en donde certifican lo que nosotros somos”.
Actualmente, “Vemos con el corazón” recibe a 32 niños y 34 adultos que aprenden orientación y movilidad, actividades de la vida diaria y braille. La institución cuenta con 18 maestros titulares, y siete voluntarios que capacitan a los alumnos.
Gracias a esto, los pequeños pueden acudir a una escuela regular y desenvolverse en un entorno normal. A los adultos se les imparten talleres de mecanografía, computación, masoterapia, cocina y teatro, que les proporciona las herramientas necesarias para autoemplearse, agregó.
Neftalí Salmerón Sánchez ha sido testigo de los logros que sus alumnos han tenido. “Todos son casos especiales porque en ellos veo realmente un crecimiento”, comentó.
Ana Karen González Garduño comenzó su estancia en la fundación hace 10 años como alumna, en donde aprendió a desarrollarse como persona, tal fue su progreso que ahora es maestra de braille y enseña a otras personas que llegan en las mismas condiciones
“Representa una enorme responsabilidad porque ellos ven en mí cómo puede verse reflejado el esfuerzo de su trabajo”, refirió.
Por su parte, Raymundo Abraham Sánchez Martínez, quien presenta atrofia del nervio óptico, esta situación no ha sido una limitante para superarse a sí mismo.
Por las mañanas da clases en una universidad privada, por las tardes trabaja en una oficina de multiservicios, y los fines de semana vende en un tianguis. También le dedica tiempo a su mayor hobby, que es la música.
Opina que “Vemos con el corazón” le ha dado las bases para tener una vida activa, pero la fundación le ha dado mucho más.
“En este momento he vuelto a reconocer el potencial que tengo, me doy cuenta que es aún más fuerte, por el hecho de que a pesar de no tener visión, pues sigo emprendiendo muchas cosas“.
En esta línea se encuentran los padres de Ángel Núñez González, quienes reconocen la mejoría que ha tenido su hijo desde que recibe apoyo en esta institución.