Por: Fernando González Mejía
Hasta antes de la pandemia por Covid-19, AMLO controlaba totalmente el discurso público, la opinión pública y los códigos sociales gracias a sus “mañaneras”; su arquetipo contra la corrupción era y es utilizado por la mayoría de funcionarios de la 4T. Actualmente la 4T envía a los mexicanos a la pobreza y pobreza extrema, pues son las victimas sacrificadas de la pandemia.
Primero, a principios del mes de marzo, durante la segunda conferencia para informar las medidas que aplicaría la secretaría de Salud, el subsecretario Hugo López Gatell, doctor designado como figura principal para contener la pandemia por coronavirus, con excesos retóricos planteó su hipótesis de probables contagios, muertes y saturación de hospitales. Manifestó que la cifra esperada de muertes, durante toda la pandemia en nuestro país, sería de 6 mil a 12 mil muertes. En su ansiedad por mostrar total control, Gatell manifestó que “en un escenario catastrófico” la cifra máxima de muertes podría llegar a 59 mil mexicanos, un mal presagio que el subsecretario de salud veía prácticamente imposible de que se realizara.
Durante estos 6 meses, epidemiólogos mexicanos y de otros países alertaron sobre el mal manejo del gobierno mexicano del combate de la pandemia; pusieron de relieve la letalidad en México, pues hemos ocupado, en todo momento, una de las más altas en el mundo: 5.12 decesos por cada 100,000 habitantes. No obstante, el gobierno de López Obrador señaló que dichos expertos eran opositores a la 4T.
Lamentablemente, este jueves 20 de agosto superamos la cifra catastrófica que establecía como imposible el nefasto subsecretario López Gatell: más de 60 mil mexicanos injusta e innecesariamente perdieron la vida.
Aún con las oportunas alertas, la rectificación del rumbo por parte del gobierno Federal nunca llegó; prefirió continuar con la estrategia de poner en el centro la figura salvadora de AMLO, argumentando que tiene una visión más amplia que la de sus adversarios. Recientemente Andrés Manuel promovió diariamente un minuto de silencio a las 12 horas e izar la bandera a media asta en honor de los que han perdido la vida por Covid-19, con lo que pretendió colocarles una corona de mártir a cada uno de ellos pues pretende mostrar que es el castigo al que los condenaron los anteriores gobiernos neoliberales, lo cual es absolutamente falso.
AMLO exige reconocer la inseparabilidad de lo político y lo religioso para utilizar la proclividad de fe del pueblo mexicano y esconder su responsabilidad en la tragedia que vive México. Grotescamente, López Obrador clama la resignación y el ferviente deseo de la buena bendición, la austeridad y desistir de la acumulación; abandonar lujos en lo material, incluso moderar la alimentación y reducirse a comer arroz, frijol y maíz. Pero de los mexicanos muertos por la incapacidad del gobierno poco dice; al contrario, todos los días dice que vamos bien, que se está acabando la pandemia, pero lo cierto es que cada día se suman más mexicanos muertos.
En conclusión, la inmoralidad de AMLO y de la 4T dejó, hasta el momento, cerca de 59 mil muertes de mexicanos por la irresponsabilidad del gobierno federal y las autoridades de salud pública.
El resultado de la gestión gubernamental de la 4T ha sido mortal para el pueblo mexicano. La prioridad de Andrés Manuel López Obrador es no perder el control de la opinión pública, aunque en su intento se pierdan miles de vidas de mexicanos.
