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El genio de todos

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En las nubes

Carlos Ravelo Galindo, afirma:

Nada más fiel a lo que nos sucede con nuestras autoridades. Dicen que hacen y hacen que dicen. Y, palabra, casi todos se lo creemos.

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Por ejemplo a bombo y platillo nos informan que hay nuevas carreteras en el país. Fotografías del señor de Los Pinos, en donde corta los listones. Pero se les olvida mencionar que se construyeron con dinero de España. Y que para transitar por ellas, hay que pagar una cuota, durante treinta años. Nada es gratis. Ni los caminos libres.

Nadie olvida, por lo reciente, no subir las gasolinas. Y en un año dos veces lo han hecho. “En bien del país”, nos dicen. Desde el extranjero.

Y qué hacen con el dinero que pagamos de impuestos. Eso, no lo dicen. Muchos periodistas, o sus diarios, son sumisos. Y por ello, omisos.

Otros, los que pueden y critican, que no son muchos, mejor callan. Para no mentir.

La siguiente historia refleja con sarcasmo lo que sucede en el país. Ustedes, a la mejor, nos dan la razón:

Una pareja jugaba golf en un campo muy exclusivo. Al lado de casas de millones de dólares. Moneda de los ricos en México.

Al inicio, el marido le dice a su esposa: «Cariño, ten mucho cuidado cuando le pegas a la pelota. No queremos pagar una fortuna si llegas a romper una ventana. »Nos costaría un ojo de la cara mandarla a arreglar».

El primer golpe de la esposa fue muy potente, tanto así que rompió la ventana de la casa más grande. El marido furioso: «¡Te dije que debías estar atenta a las casas! Ahora vamos a ir hasta allá. Pedimos disculpas y roguemos que no nos cueste tanto».

Llegaron hasta el lugar, llamaron a la puerta y escucharon una voz que dijo: «Pasen».

Abrieron la puerta y vieron vidrios por todo el suelo y una botella rota acostada a un lado del vestíbulo. Un hombre en el sofá preguntó:

“¿Son ustedes los que rompieron mi ventana?» «Uh, sí. Lo siento.» respondió el marido.

«No, en realidad quiero darles las gracias. Soy un genio y estuve atrapado por miles de años en esa botella. ¡Me han dado mi libertad! Les puedo conceder tres deseos, uno para cada uno, y dejaré el último para mí.

«¡Wow asombroso!» dijo el marido.

«Quiero un millón de dólares al año para el resto de mi vida»

«No hay problema. Es lo menos que puedo hacer por ti.

Y tú, ¿qué quieres?» preguntó el genio mientras miraba a su mujer.

«¡Quiero una casa en todos los países del mundo!» dijo ella…

«¡Considéralo hecho!» respondió el genio.

«Bueno, y ahora que estás finalmente libre, ¿Cuál es el deseo que esperas tener?» inquirió el marido.

«Bueno, ya que he estado atrapado en esa botella, y no he tenido una mujer en muchísimos años.

Mi deseo es,   tu esposa.»

El marido miró a su mujer y dijo:

«Bueno, gracias a él tenemos una gran cantidad de dinero y todas esas casas en diferentes partes del mundo. Supongo que no me importa que estés con él.»

El genio tomó a la dama de la cintura y la amó. Satisfecho, el genio se dio la vuelta. Miró a la mujer y le preguntó: «¿Qué edad tiene tu marido?»

«Cincuenta”, respondió ella.

«¿Y él todavía cree en los genios?   Increíble”

Y cuántos años tenemos todos los que vivimos en éste país.

También es increíble, pero no imposible, que creamos en nuestras autoridades. Perdón, en el “Genio”. (Imágenes tomadas de la Internet)

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