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El grave estado de salud en la zona norte de la entidad mexiquense

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Berenice Moreno Gómez

Una investigación de la Organización Mundial de la Salud revela que México está en los últimos lugares en materia de Cobertura Universal de Salud, sólo el 20.6 por ciento de la población tiene acceso a la atención médica, mientras que otras regiones pobres como Sudáfrica, tienen un mejor servicio de salud, al alcanzar un 47.6 por ciento de cobertura.

En los hospitales públicos de la zona norte de la entidad mexiquense no hay jeringas, gasas, los pacientes descansan en los pasillos o reposan en sillas, mientras el personal médico no se da abasto para brindar atención.

“Ya no hay fichas, vuelvan mañana”, expresa la enfermera en turno, con voz neutral mientras observa a los cientos de pacientes que se han quedado sin obtener un número para ser atendidos.

– Pero señorita, mi hijo se encuentra muy enfermo ha tenido fiebre y diarrea toda la noche, haga una excepción y denos una ficha, venimos desde muy lejos.

–Mire, de verdad que lo siento, pero ya no puedo hacer más; la doctora está sola, se dieron 125 citas, además aunque le den atención usted, tiene que ir a comprar medicamento porque aquí no hay.

La enfermera mira la sala repleta de personas que esperan ser atendidas. Su rostro dibuja un gesto de desagrado y comienza a caminar para mezclarse con el escaso personal médico que ahí labora. La mujer la observa alejarse y su rostro, más que enfado, refleja un profundo cansancio.

–No te preocupes mamá –le dice a su hijo, quien luce pálido y ojeroso– seguro que en otro hospital o un médico particular sí nos atiende.

Su mirada se pierde, mientras piensa en el precio de una consulta con un médico particular.

Cuando llego al lugar, una enfermera me dice que la siga para mostrarme cómo es que trabajan en realidad los hospitales en la zona. No todo son buenas noticias.

Después de identificarme como periodista me fue negada toda información justificando que en las oficinas centrales de Toluca existe un área encargada de proporcionarla. Juanita establece un acuerdo conmigo; protejo su identidad, no tomo fotos y ella me proporciona la información adecuada.

Una vez dentro de una pequeña habitación de colores pálidos y olor a desinfectante, Juanita me muestra el panorama desolador al que diariamente se enfrentan médicos y enfermeras en casi todos los nosocomios de esta zona.

–Como podrá darse cuenta, los espacios en blanco son aquellos sitos en los que falta medicamento, desde una jeringa hasta antibióticos; implementos que son básicos en un hospital, pero que no han llegado, trabajamos con lo que podemos, no es que no se les quiera brindar atención de calidad a los pacientes, simplemente que no se cuenta ni con la infraestructura o los medicamentos necesarios para hacerlo–

– ¿Han reportado? –cuestionó.

–Desde el primer día que empezó a hacer falta, es un secreto a voces, pero nadie hace nada. Le reitero trabajamos con lo que hay y no es por justificarnos.

De acuerdo con las notas periodísticas emitidas por el Instituto de Salud, la situación es distinta; tanto la autoridad federal como estatal han manifestado que más de la mitad de la población cuenta con servicios de salud de calidad así como médicos y medicamentos para su atención, salvo los retos de mejorar la atención de enfermedades crónicas, tales como la diabetes. En el Presupuesto de Egresos de la Federación 2018 (PEF-2018), la Cámara de Diputados aprobó un presupuesto neto para el Sector Salud de 564,935.7 millones de pesos (mdp); monto equivalente a 14.9% del gasto programable del sector público por 3 billones 803,164.5 mdp. Estos recursos corresponden en mayor medida al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) con una participación de 49.1%, seguido de los ramos de Salud con 20.6% y de Aportaciones Federales para Entidades Federativas y Municipios (Aportaciones Federales) con 16.0%, el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) con 9.7%, Aportaciones a Seguridad Social con 3.1%, Defensa Nacional con 1.1% y Marina con 0.4%.

Juanita habla con voz tenue, apenas perceptible, y luego de cerciorarse de no ser vista por nadie me pide que salgamos. La enfermera me conduce a la salida indicándome que no insista ya que pocos serán los que se atrevan a denunciar estos acontecimientos. “No queremos perder nuestro trabajo”.

Decido entrevistarme con la doctora a cargo y tras esperar algunas horas ésta aparece en la sala de espera. Le explico el motivo de mi vista; luego de pedirme que me identifique y tras una inspección minuciosa accede a contestar algunas de mis preguntas conduciéndome con aire desconfiado a su consultorio.

–Doctora ¿cuáles son las condiciones en las que labora? –la cuestionó sin dejar que tomara asiento.

La galena, contesta.

– Los doctores no somos héroes anónimos que sacamos el trabajo en los hospitales, aunque pareciera que somos los malos del cuento no es así, trabajamos brindando atención a el mayor número de pacientes que se puede; sin embargo, no contamos con los recursos necesarios para hacerlo, entre el papeleo que se nos pide y la falta de un espacio adecuado, es normal que algún médico esté de mal humor; pero no todos somos así, hay quienes por decirlo de alguna manera ‘se la rifan’ por sus pacientes, hacen falta médicos por supuesto que sí, no es posible que tengamos que atender a 125 personas en un solo día –explica-

De acuerdo con la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), la escasez de médicos no es algo exclusivo de un solo hospital. Según el Estudio sobre el Sistema Mexicano de Salud 2016, aunque el número de médicos per cápita se ha incrementado en México, pasando de 1.6 doctores por mil habitantes en el 2000 a 2.2 en 2013, la cifra sigue siendo inferior al promedio de la OCDE, de 3.2. De hecho, de los 34 miembros que integran la organización, México está dentro del ‘top 10’ de naciones con menos médicos por mil habitantes, superado por países como Corea, Polonia, Eslovenia o Irlanda.

En cuanto a las enfermeras, la situación es aún peor: hay 2.6 enfermeras por cada mil habitantes, dato muy alejado del promedio OCDE de 9.1. De hecho, México es el lugar siete dentro del grupo de 10 países con menos enfermeras.

– ¿A qué se debe la escasez de personal médico si los ciudadanos con seguro social pagan sus cuotas? – pregunto.

– Muchos de quienes decidieron ser médicos prefieren poner su propio consultorio o emplearse en el sector privado; el desgaste físico, mental y espiritual es menos, aquí lo normal es que el paciente se enoje y la paguemos nosotros, agrediéndonos con insultos, amenazas o golpes. Aunado a ello, en tiempos electorales se nos da línea de votar por tal o cual personaje.

–Podría darme un ejemplo de los medicamentos que hacen falta.

La doctora ríe estrepitosamente mientras me contesta

–Mejor te menciono las cosas con las que contamos. Nos faltan camas; el hacinamiento puede provocar que tanto el personal médico, como los propios pacientes contraigan alguna bacteria, bueno hasta el agua y el jabón, algo tan básico para que un cirujano pueda lavarse las manos previo a una cirugía– son lujos que en este lugar no existen.

El informe de la OCDE sitúa a México como un país donde solo hay 1.6 camas de hospital por cada mil habitantes, somos el segundo lugar en el ranking de países de la OCDE con menos camas de hospital junto con Colombia, superando solo a India, con 0.5 camas.

–Cuestiono nuevamente a la doctora, sobre los miles de millones de pesos que cada año el gobierno mexicano invierte en la salud y en la compra de medicamentos e insumos para los hospitales públicos.

La galena escucha la pregunta con tristeza, frunce el ceño y dice – No sé, la realidad de los pasillos e interiores de un hospital dista mucho de la que se presenta en los spots publicitarios, aquí los médicos tenemos que hacer milagros con lo poco que tenemos y con la ayuda de dirigentes y líderes sociales que nos brindan el apoyo mediante gestiones para poder mejorar nuestra condición pero nos falta mucho.