Laura Castillo García
Vocera del movimiento Antorchista en el Estado de México
Hoy la juventud mexicana no la está pasando nada bien: muchos no tienen trabajo y otros tantos lo tienen, pero la remuneración que perciben es tan baja que no les alcanza para alimentarse bien y rentar una vivienda digna, por lo que los que muchos no se pueden independizar de sus padres, a pesar de vivir con sus parejas, o si lo hacen ocupan cuartos de azotea económicos –que ya no lo son tanto– o se van a vivir a los cerros en los que además de sufrir inseguridad, muchas veces viven sin agua, drenaje y ni electricidad.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2022, en México existen 50 millones de jóvenes menores de 30 años; de ellos, por lo menos 700 mil no tienen trabajo y el resto lo tiene, pero con muy baja remuneración.
Dicen los especialistas que la culpa de que en México no haya suficientes empleos, no solo para los jóvenes, sino en general para los mexicanos y que los salarios sean bajos, se debe a las consecuencias que dejó la pandemia de Covid-19, pues tan solo en 2020 se perdieron 12.5 millones de empleos, mismos que no se han recuperado del todo.
En 2021, a un año de haber iniciado la pandemia y sin que esta hubiera acabado –como tampoco ha acabado actualmente, aunque haya muy pocos casos–, más de un millón de jóvenes menores de 30 años todavía no habían recuperado sus trabajos, por lo se vieron en la necesidad de ocupar cualquier empleo a fin de obtener recursos para sobrevivir, sobre todo en la informalidad.
Cierto que esta circunstancia fue el resultado de una pandemia que nadie esperaba, aunque muchos ya sabíamos que algo grave ocurriría por el gran saqueo de recursos naturales que durante muchos años realizaron y siguen realizando las grandes industrias, lo cual ha cobrado factura a la humanidad.
Además de la pérdida de empleos por Covid-19, esta también trajo como consecuencia que muchos jóvenes y niños dejaran de estudiar por el encierro a que se vieron obligados, actividad que no han regresado a realizar debido a la falta de recursos económicos para hacerlo.
Todos sabemos que la falta de estudios condena a niños y jóvenes a tener dificultades para conseguir un trabajo digno y bien pagado, por lo que ahora se ven condenados a realizar trabajos que no les exigen grandes conocimientos académicos y, por tanto, son mal pagados.
Ocho de cada 10 jóvenes perdieron su empleo y, como resultado, tampoco pudieron seguir en la escuela; de esos 8 jóvenes, la mayoría son mujeres, “quienes en su mayoría realizan trabajos de cuidados y del hogar sin remuneración” (El Economista del 12 de agosto de 2021).
De acuerdo con la directora de YouthBuild México, Tania Lanzagorta, con el creciente abandono escolar debido a la Covid-19: “lo que sigue será perpetuar la pobreza porque el tipo de trabajos a los que pueden acceder (los jóvenes) son limitados, con salarios insuficientes.”
La falta de educación, empleo y capacitación profesional, ha orillado a miles de jóvenes a involucrarse en el sector comercio, en donde miles de ellos únicamente ganan 14 pesos por hora; o sea, si trabajan ocho horas al día, su ganancia asciende a 112 pesos por día, a 784 pesos por semana y a 3 mil 136 pesos por mes, lo que es totalmente insuficiente para cubrir todas las necesidades de alimentación, vivienda, ropa y transporte de una persona por muy joven que sea.
Cierto, la pandemia trajo consecuencias graves a los jóvenes mexicanos, pero más graves aún serán los resultados de la “Nueva Escuela Mexicana” (NEM) que promueve el presidente López Obrador y su 4T: en el papel parece tener buenos propósitos, como desarrollar integralmente la educación en todas las regiones del país, sobre todo en las más vulnerables, en donde dice que el proceso de aprendizaje será adaptado a su contexto cultural.
¿Será cierto todo eso o nuevamente son sueños guajiros (fantasía irrealizable o poco probables) del presidente y su 4T? Todo parece indicar que una vez más se trata de un sueño guajiro del presidente, pues la NEM no solamente no enseñará nuevos conocimientos y habilidades a los alumnos, sino que los condena a la “perpetua pobreza”, como bien dijo en su momento Tania Lanzagorta de YouthBuild México.
En primer lugar, a los maestros no se les ha capacitado para llevar a cabo la NEM; dicen que lo harán paulatinamente, pero en tanto no capaciten a los 2 millones de maestros de educación básica, será difícil que pongan en práctica lo que pretende la NEM.
En segundo lugar, se encuentran los libros de texto gratuitos que lanzó la 4T, pero que han tenido muy poca aceptación debido a que presentar errores garrafales que poco ayudarán a la educación de niñas y niños: de acuerdo con especialistas en pedagogía, los libros de texto gratuitos de la NEM empobrece la calidad de la educación pública en el país en tanto no ofrecen explicación de conceptos importantes; es decir, no ofrecen herramientas de conocimiento para que niñas, niños y jóvenes se expliquen los fenómenos.
Asimismo, la NEM no construye un pensamiento matemático en los alumnos, en tanto hay menos contenido matemático, conceptos equivocados y mal explicados, “el aprendizaje no se construye secuencialmente y algunos ejemplos están mal utilizados”.
Según Irma Villalpando, doctora en Pedagogía por la UNAM, adoptar la NEM no es mala idea, pero para ella los nuevos libros de texto gratuitos “son un gran retroceso”: “Las matemáticas, dice, se tienen que enseñar como campo de conocimiento, pero los promotores de la reforma dijeron ‘no, nosotros no vamos a hacer asignaturas, vamos a hacer proyectos y campos formativos, y las matemáticas van a estar insertas en los proyectos y en los campos formativos’. La idea, en abstracto, es buena, pero cuando revisas los libros te das cuenta de que las matemáticas no están metidas (…) aparecen de manera errática: hay muy pocas, yo me atrevería a decir un 12 %, al menos en los primeros años. Yo lo llamo poco y malo, y ese poco tiene déficit didáctico”, comentó la pedagoga, quien agregó que “el déficit didáctico en las matemáticas no solo se debe a que los problemas se inserten en proyectos, sino a que los problemas mismos no fueron formulados de manera idónea”.
David Block, miembro del Departamento de Investigaciones Educativas del Centro de Investigación y Estudios Avanzados del Politécnico Nacional (Cinvestav) señaló en entrevista con Gatopardo que: “No es muy edificante mostrar las matemáticas a través de definiciones, pues se presta a que [los alumnos] aprendan las definiciones y no su uso. Además, [en los libros de texto gratuitos] hay varias definiciones que tienen errores conceptuales más o menos graves, como confundir la noción de superficie, de área, con la forma de una figura […]. Con frecuencia, se habla de centímetros, pulgadas, kilogramos, de las unidades de medida y los números para contar, pero no son lecciones hechas para aprender, estos conceptos solamente se usan”.
La falta de enseñanza de matemáticas, español y otras áreas educativas, como lo pretende López Obrador, traerá graves consecuencias en la niñez y juventud mexicana en tanto no serán capaces de aprehender el conocimiento que les brinde las capacidades y habilidades que en un futuro requerirán para formarse profesionalmente y, por tanto, les impedirá conseguir un trabajo digno bien remunerado; o sea, a pesar de todo lo que digan al respecto, la 4T los está condenando a la ignorancia y a la pobreza… al fin y al cabo la burguesía ya encontró alternativas para hacer producir sus industrias y fábricas: la inteligencia artificial que sustituirá a millones de trabajadores mexicanos, condenándolos a realizar trabajos muy limitados y poco remunerados.