Por: Diana Itzel Méndez
Desde el primer año de la administración de la 4T, encabezada por Andrés Manuel López Obrador, los mexicanos nos hemos visto considerablemente afectados por la serie de malas decisiones que han puesto en riesgo la calidad de vida de los habitantes, ya de por sí malas.
Así, el actual mandatario recortó los presupuestos de educación, salud, vivienda y al campo, entre otros, para destinar esos recursos en apoyos sociales a través de “tarjetitas” que no resuelven el problema de raíz.
México, un país pobre y vulnerable ante la actual crisis sanitaria mundial por el virus Covid-19, tiene al frente a un presidente incapaz de tomar decisiones objetivas y aplicables; por ejemplo, tuvo la oportunidad de analizar la grave situación de otros países y, por tanto, tomar las medidas correspondientes para controlar la pandemia y preparar al país, pero no lo hizo.
Los hospitales del sector salud no están en las condiciones adecuadas para afrontar la batalla contra el Covid-19: el Instituto Mexicano de Seguro Social (IMSS) anunció que apenas dispone de 8 mil 500 camas de urgencias, 4 mil ventiladores y equipos con personal capacitado; pero, los medios de todo el país han dado cuenta de que el personal sanitario se ha estado infectando por la falta de condiciones. Lo mismo ocurre en el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER), pues el máximo centro hospitalario especializado en el tema, carece de cuartos aislados y, al igual que los hospitales de la nación, no tiene abasto suficiente de antisépticos, ni mascarillas ni otros productos de protección; es decir, México no tiene la infraestructura necesaria para atender los contagios masivos por el Covid-19.
Aunque el director de la Organización Mundial de la Salud (OMS) denunció que algunas naciones “no se toman en serio la gravedad del caso”, el gobierno de la 4T minimiza la problemática mundial y en México comete errores, es arbitrario y desatiende las necesidades de los pobres llevando al país al desastre.
Además de la pandemia por el Covid-19 y la gran crisis económica que se avecina -además de la que ya está sufriendo la gente por el cierre de negocios y pérdida de sus trabajos, México padece otro mal grave: tiene que soportar un gobierno incapaz e irresponsable, por lo es indispensable la organización de las grandes masas trabajadoras a fin de que tomen en sus manos el poder político para llevar a cabo un cambio radical en nuestro país, cambio que será para beneficio de la gran mayoría de los mexicanos y, por tanto, permitirá afrontar todo tipo de adversidad, las cuales enfrentaremos como un pueblo unido y organizado. (Collage con imágenes de la Internet)