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Programa de Rehabilitación de Secuelas Covid-19

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Laura Castillo García

La madrugada del sábado 28 de noviembre, alrededor de las 2:38, un mensaje de WhatsApp me quitó por completo el sueño que apenas estaba conciliando por haberme quedado hasta esa hora para terminar tareas pendientes.

No suelo ver mensajes a esa hora, pero algo me dijo que lo viera, que si alguien mandaba mensajes a esa hora era porque era importante. Abrí los ojos para ver quién llamaba mi atención. Sin pensarlo salté de la cama al ver que mi amiga Alma Delia Aguirre Mondragón, me notificaba que se había re contagiado de Covid-19 y que se sentía muy mal. En esos momentos y a esa hora no había palabras que llegaran a mi mente para tranquilizarla. Sus palabras eran un duro golpe porque había hablado con ella dos días antes y aparentemente todo en su casa estaba bien.

Como pude le escribí unas palabras de aliento, pero de repente ya no me respondió. Pasaron más de tres horas: a las 5:59 de la mañana del mismo sábado volví a recibir un mensaje alarmante: “Tuve una crisis, deciden intubarme ya”. La noticia me paralizó porque las noticias y estadísticas que por esos días corrían señalaban que muchos de los pacientes intubados, ya no vivían para contarlo. Me repuse y escribir: “lo que sea necesario Almita, espero todo salga bien”.

Desde ese sábado 28 de noviembre hasta el sábado 5 de diciembre, las noticias que tenía de Alma Delia provenían de otra amiga, quien todos los días hablaba con el cuerpo de médicos que la atendieron durante su estancia en un hospital de la Ciudad de México al que tuvo acceso gracias a las gestiones de un su amigo. Ese mismo día, lamentablemente falleció la madre de Alma Delia, quien no resistió el re contagio. Durante cuatro días, no paraban de llegar las noticias alarmantes: “su estado es delicado, es grave”, “el virus está afectando el estómago y otros órganos”, hay que esperar su evolución. Al quinto día los médicos dieron esperanzas de vida al haberle controlado la infección estomacal y la neumonía. Finalmente, el 5 de diciembre, Alma Delia dio señales de recuperación al empezar a publicar en su cuenta de Facebook, todavía tenía suministro de oxígeno a través de puntas nasales, pero superó la intubación a la que todos tenemos miedo.

Al verla tan activa en redes sociales, decidí llamarla por teléfono. Cuál sería mi sorpresa al escucharla en pleno uso de sus facultades mentales y de comunicación verbal y, no lo van a creer, platicando sobre un proyecto de rehabilitación para sobrevivientes de Coviv-19 pero que quedaron con secuelas, ¡el cual ya estaba plasmando en papel! Porque, dijo, los sobrevivientes de esta enfermedad quedamos con muchas secuelas y mucha gente no tiene recursos para gastar en terapias o rehabilitación porque son tratamientos muy caros. “Verás lic., me dijo firme y convencida, sí lo vamos a hacer, lo estoy platicando con los médicos que me atienden y ya se lo platiqué al biólogo (al presidente municipal de Chimalhuacán, Jesús Tolentino Román Bojórquez). Ya sabes que el maestro es muy sensible, ya me dijo que trabaje el proyecto, que este programa irá para adelante para beneficio de miles de sobrevivientes de Covid-19”.

Su seguridad y entusiasmo me contagió la esperanza de que ese programa, tan necesario en estos momentos, se materializaría en este modesto municipio conurbado a la Ciudad de México. Sí, en el mismo en que se han hecho realidad grandes obras de infraestructura médica, deportiva y cultural, entre otras.

Alma Delia Aguirre Mondragón es la directora del DIF de Chimalhuacán y desde ahí, gracias al apoyo que ha tenido del alcalde Román Bojórquez, ha beneficiado a miles de personas, ya sea con asistencia y programas sociales, consultas médicas generales, de dentista, psicológicas o con terapias físicas y de lenguaje que brinda el Centro de Rehabilitación e Integración Social (CRIS), en donde los pacientes solo pagan cuotas de recuperación por terapias que son carísimas en el mercado externo.

La semana que acaba de terminar, Román Bojórquez lanzó el Programa de Rehabilitación de Secuelas Covid-19, toda vez que el tratamiento de los pacientes no concluye cuando los dan de alta médica, sino que deben ser atendidos para contrarrestar las secuelas. Terapias pulmonar, física, ocupacional, de deglución y atención nutricional y psicológica son los servicios gratuitos que diariamente brindarán a 30 personas que lograron sobrevivir al Covid-19, pero que presentan, entre otros males, afectación muscular y síndrome respiratorio agudo severo.

Chimalhuacán y su presidente municipal, Jesús Tolentino Román Bojórquez, nuevamente se ponen a la vanguardia en la atención de la salud de sus gobernados, lo cual se da gracias a la identificación profunda con el ser humano y al manejo honesto y limpio de los recursos de tal manera que alcanzan para ese tipo de programas que beneficia a los más vulnerables. El poder ver recuperados a nuestros seres queridos y poder volver a abrazarlos, no tiene precio.

Gracias Chimalhuacán, gracias biólogo Tolentino por tu bohonomía y por honrar los valores altamente humanos que te fomentaron en el seno familiar y durante tu militancia en el Movimiento Antorchista Nacional. Gracias Alma Delia por pensar en los que más sufren, incluso cuando tú misma estabas pasando momentos muy difíciles. Gracias al gobierno de hechos y resultados de Chimalhuacán, Estado de México.