El gobierno morenista de Texcoco, por su pánico a perder el poder municipal, nuevamente calumnia al Movimiento Antorchista

Jesús Tolentino Román Bojórquez

En los últimos días, funcionarios del Ayuntamiento texcocano que encabeza la profesora Delfina Gómez Álvarez (pero que en los hechos manipulan Higinio Martínez y Horacio Duarte, dos viejos y mañosos políticos que son el verdadero poder tras el trono, pues Delfina sólo está como figura decorativa en la silla presidencial), arremetieron con nuevas calumnias en contra de Antorcha que han propalado en diversos medios de comunicación.

Se trata, según declaró la propia alcaldesa, de la “invasión de tierras por parte de Antorcha en el Rancho Jardín para construir mil viviendas en 20 hectáreas, sin el permiso del gobierno municipal ni estatal, razón por la cual se interpuso una denuncia penal en contra de la profesora Rosa María Morales Pérez, dirigente de Antorcha en Texcoco”. Por esta “razón”, Horacio Duarte cerró la carretera México-Texcoco durante tres horas el pasado martes, afectando a miles de ciudadanos.

Al respecto, Antorcha informa al pueblo texcocano de buena fe, que afortunadamente es la mayoría, lo siguiente:

1.- Antorcha no ha invadido ningún predio y quien desee constatarlo puede visitar el Rancho Jardín para comprobarlo con sus propios ojos. No hay aquí ni 1000, ni 500 ni una sola familia habitando; lo que sí es cierto es que varios centenares de humildes colonos sin vivienda, texcocanos todos que fueron desalojados del predio Hidalgo y Carrizo en abril del 2012, adquirieron a base de un gran sacrificio 10 hectáreas que fueron pagadas totalmente a la señora María Sonsoles del Val Sanjurjo, legítima y legal propietaria del Rancho Jardín, con el propósito de gestionar en seguida los permisos municipales y estatales, y así establecer una colonia ordenada como es costumbre entre los antorchistas: con calles, avenidas y áreas para los servicios públicos. ¿De dónde sacan, entonces, Delfina, Higinio y Duarte que hay una invasión, o sea, una toma tumultuaría e ilegal de terrenos, como si los antorchistas fuéramos igual o peor que las hordas de Atila y no supiéramos que vivimos en un estado de derecho y, por tanto, que cualquier atentado contra la propiedad privada se castiga penalmente? ¿Por qué la propietaria, la señora María Sonsoles del Val no ha puesto ninguna denuncia en nuestra contra? Cualquier ciudadano con dos dedos de frente se contestaría correctamente estas dos interrogantes.

2.- Lo que no dicen Delfina y sus titiriteros, es que todo este ruido que ahora se traen, es precisamente para ocultar que no están dispuestos a otorgar los permisos municipales para establecer nuestra colonia. Como siempre ha ocurrido en casos semejantes, se trata de levantar una cortina de humo ante la ciudadanía para luego justificar, así, su negativa para colaborar con los que carecemos de una vivienda propia, sólo porque los antorchistas no comulgamos con MORENA. Y en efecto, el día de ayer 9 de enero que acudimos a entregar nuestra petición al ayuntamiento para que se considere la solicitud, los empleados de Delfina ni siquiera se prestaron a recibir nuestra petición y dos policías municipales sacaron a empellones al licenciado David Ramírez que se presentó con el expediente; ¡Se trataba sólo de recibir un oficio de petición, que es un derecho ciudadano, lo cual evidencia la gigantesca intolerancia y el abuso de poder del “único y mejor partido de izquierda” en Texcoco y se supone que en el país.

3-. Esta manera facciosa y dictatorial de gobernar de Morena se ha visto a lo largo de sus dos años en la presidencia municipal. Por eso se nos ha negado todo tipo de peticiones como aulas para escuelas, servicios de agua potable, drenaje, electrificación, seguridad pública, etc.; incluso, en el colmo de la cerrazón, el “democrático” gobierno de Morena ni siquiera ha autorizado que se realice un simple evento cultural en la plaza del jardín municipal con motivo del Día de Reyes, Día del Maestro y Día de las Madres, pues los señores se sienten propietarios no sólo del territorio texcocano, sino hasta amos de sus habitantes.

4.- Desde que Horacio Duarte e Higinio Martínez fueron alcaldes de Texcoco pregonaron que se aplicaría una veda (prohibición) de más asentamientos humanos en Texcoco. Sin embargo, de entonces a la fecha, en los últimos 18 años el municipio ha incrementado en 100 mil su número de habitantes. Esto significa que durante los gobiernos perredistas (hoy morenistas), Texcoco ha crecido aceleradamente, en parte porque el incremento poblacional es inevitable, y en parte también porque dichos gobiernos se han hecho de “la vista gorda” y permitiendo múltiples asentamientos en donde fraccionan sus correligionarios, o bien, empresas que construyen departamentos donde hacen negocios multimillonarios. Tal es el caso del fraccionamiento La Alameda que recientemente autorizó Delfina, donde se construirán ¡900 departamentos! Luego entonces, ¿dónde queda la famosa veda? ¿Por qué no se dan facilidades para los más pobres, si el derecho a la vivienda está claramente estipulado en el artículo 4º constitucional? Pero hay más: cuando Higinio fue presidente, autorizó el fraccionamiento del predio El Pimiango, en Cuautlalpan; y autorizaron unidades habitacionales en el Xolache, en el Paraíso 300, La unidad Valle de Santa Cruz, etc. Lo mismo ocurrió en Lázaro Cárdenas-INAMEX, en Guadalupe Victoria y en la ampliación de varios ejidos como Riva Palacio, Tocuila, San Felipe, Cuautlinchán, Montecillos, San Francisco, etc., donde tras bambalinas han pedido su cuota de lotificación a los ejidatarios. Por eso Higinio se ha hecho millonario. Por eso, también, Texcoco tiene hoy al 60% de sus viviendas en la irregularidad, o sea 33 mil solares, de donde se deduce que los perredaco-morenistas sólo fingen “legalidad” cuando les conviene. Como dice el refrán popular: para ellos y para sus cuates la parte más ancha del embudo; para los demás simples mortales, la parte más angosta. La doble moral que siempre ha caracterizado a la “izquierda” mexicana, hoy, por cierto, en tremenda crisis de credibilidad, precisamente por lo mismo: dicen una cosa y hacen otra diametralmente opuesta.

Por último, ¿a qué viene, pues, esta nueva ronda de gritos y sombrerazos de la trinca morenista (Higinio-Duarte-Delfina)? ¿Por qué gritan como tres viejas histéricas? La cosa es muy simple: se trata de que dentro de cinco meses, exactamente el domingo 7 de junio próximo, habrá nuevamente elecciones para cambiar presidente municipal en Texcoco, y la trinca morenista sabe muy bien, en su fuero interno, que han gobernado mal, muy mal; saben que han excluido a todos aquellos que no son de su partido, que somos la gran mayoría; saben que Texcoco ocupa el nada honroso segundo lugar a nivel Estado de México como municipio más inseguro, pues la delincuencia está desatada; saben, en fin, que el pueblo rumora que Delfina no gobierna sino que sólo es un instrumento de Higinio y Duarte. ¡Ah!, y también, aunque no lo parezca, la trinca morenista sabe contar y están perfectamente enterados de que mientras al segundo informe de Delfina acudieron a lo sumo 3 mil texcocanos, en cambio, los antorchistas reunimos a 20 mil en un evento semejante.

Y saben que el pueblo texcocano cada vez más voltea hacia el vecino municipio de Chimalhuacán, en otro tiempo muy olvidado y ahora modelo de progreso a raíz de que lo gobernamos los antorchistas; y lo mismo está ocurriendo en Ixtapaluca donde el avance es muy notorio con la Licenciada Maricela Serrano Hernández al frente, alcaldesa orgullosamente antorchista. Este es el fondo: la trinca morenista siente no sólo temor, sino pánico a perder el poder municipal del que han medrado toda la vida, y que la fuerza más poderosa que puede desbancarlos es, precisamente, el Movimiento Antorchista. Por eso, que nadie se espante y menos se sorprenda si los gritos histéricos continúan durante los próximos cinco meses. Vale.