Por: Laura Castillo García, Vocera del Movimiento Antorchista en el Estado de México
El proceso electoral federal 2020-2021 arrancó el pasado 7 de septiembre y, por tanto, el partido Morena inició la formación de 3 mil comités de defensa “para que los lleve rumbo al 2021”.
Sin embargo, como se sabe, el fuerte de Morena no son los mentados comités de defensa, que por debajo del agua están patrocinados con dinero de la hacienda pública, sino los programas sociales de los que habla con tanto orgullo el presidente López Obrador, no porque acaben con la pobreza de los beneficiarios sino porque, precisamente por la pobreza que vive la gente, le sirven para la compra de conciencias y votos, mismos que además conjuga con el constante discurso distractor y manipulador.
Este proceso que culminará con la elección de 15 gobernadores, la Cámara de Diputados, alcaldías y congresos locales, fue calificado por el consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova, como “el más grande y complejo de nuestra historia”, pues casi 95 millones de mexicanos serán convocados a votar; es decir, la lista nominal nacional contiene cinco millones de personas más que en 2018 y votarán para renovar 21 mil cargos de elección popular de todo el país.
Conscientes del desgaste que ha sufrido la figura de López Obrador por el mal manejo de la pandemia del coronavirus, con más de 70 mil muertos; el desempleo, la caída de la economía que tiene a México al borde de una catástrofe económica de grandes dimensiones, que ya se empieza a reflejar en el aumento del comercio informal y la mendicidad; la creciente inseguridad y la corrupción que se ha descubierto en varios funcionarios de su equipo de trabajo, tanto López Obrador como Morena, saben que no llegarán a las elecciones del 2021 con el mismo humor social que imperaba en el 2018 y, en consecuencia, necesitan de un impulso externo que los haga triunfar en la jornada electoral del 6 de junio 2021, de ahí la importancia que tienen los programas sociales, con los cuales pretenden inclinar el fiel de la balanza a su favor.
Al presidente López Obrador no le importa realizar inversiones productivas para sacar al país de la crisis, ni le importa dejar a los estados y municipios sin dinero para programas de seguridad pública, obras y servicios que requieren millones de mexicanos, incluidas las de educación, seguridad, salud y servicios básicos. Al mandatario lo que le importa es emplear el poco dinero de la nación -recordemos que la economía ha decrecido desde que él llegó a la presidencia de la república-, en programas sociales de transferencia directa que harán que la gente no vea que su arrogancia y políticas mal planificadas, han generado grandes problemas en el país.
En el Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2021 que la secretaría de Hacienda presentó al Congreso de la Unión, el presidente contempla, en comparación con el año pasado, un aumento de 3.6 por ciento en gasto social. ¿Y qué creen? El programa que resulta con mayor incremento es el de Jóvenes escribiendo el futuro, el cual está destinado a jóvenes de entre 18 y 29 años que estén inscritos en la Universidad en la modalidad escolarizada, o sea, está destinada a millones de jóvenes que se estrenarán como votantes, los cuales recibirán un apoyo de 4 mil 800 pesos entregados bimestralmente en un periodo de 10 meses. Cómo se ve, seguramente el apoyo a jóvenes alcanzará a impactar las elecciones del 6 de junio de 2021. ¿Será casualidad o es una estrategia a la medida de los intereses del presidente y de Morena? Le atinó, es una estrategia de López Obrador para acarrear votos a su partido. Igual sucede con los otros programas que tuvieron incrementos significativos como: la Pensión para el Bienestar de las Personas con Discapacidad (29.85%), el Programa de Apoyo para el Bienestar de las Niñas y Niños, Hijos de Madres Trabajadoras (22.4%) y, por supuesto, la Pensión para adultos mayores en el que se invertirán nueve millones más que el año pasado.
Nadie en su sano juicio se opondría a que el gobierno dé ese tipo de apoyos a grupos vulnerables, pues entre éstos se encuentran los discapacitados y los ancianos; pero no es cierto, como dice el presidente, que el objetivo sea la superación de la pobreza. No, nadie se enriquece con un apoyo semanal de 600 pesos (si es que el beneficio es de 4 mil 800 bimestralmente); como todos sabemos, esa cantidad sirve únicamente para medio comer. Más bien lo que hace el presidente es dispersar en programas sociales 505 mil 262 millones de pesos, en lugar de invertirlos en proyectos productivos que den trabajo a millones de mexicanos, como la economía dominante señala que es el único camino para generar riqueza.
Ciertamente los programas sociales palían la pobreza de la gente, pero no son la solución al problema. Los estadistas verdaderos saben que la solución es generar millones de empleos con salarios dignos para que la gente tenga una más alta calidad de vida, como sucede en otros países. Desgraciadamente, el presidente López Obrador padece de miopía política y económica, lo que hace imposible remediar la situación.
Solo el pueblo mismo puede cambiar las condiciones que actualmente prevalecen y que lo hacen padecer prácticamente todas las calamidades del mundo. Por eso, Antorcha propone la formación de un real frente de oposición, integrado por todos los que han sido agraviados y agredidos por Morena y el presidente López, para que juntos cambiemos el rumbo del país para beneficio de la mayoría.