[Parte III]
Donovan Casas Patiño
Alejandra Rodríguez Torres
Ahora bien, si a las Academias, Escuelas y Consejos de Medicina se les preguntara sobre el estado de salud del colectivo mexicano, ellos con dudas describirían un estado ausente de combate firme contra la sumatoria de enfermedades que están arraigadas en el cromosoma social de la desigualdad, esto significa que en México, existe un envejecimiento acelerado de la población de 60 años y más, con el agregado de una prevalencia de enfermedades crónico no transmisibles (diabetes, hipertensión, cáncer, enfermedad pulmonar obstructiva crónica, síndrome metabólico, violencia social con sus complicaciones y secuelas, etc.,) que van en aumento, con prevalencia de estados de malnutrición en niños y adultos (obesidad, sobrepeso, marasmo, desnutrición, sarcopenia, etc.), y una asociación de morbilidad de país pobre (infección respiratoria, dengue, tuberculosis miliar y pulmonar, parasitosis intestinal, infección de vías urinarias, etc.,) y una mortalidad derivada de cronicidad (enfermedades del corazón, diabetes mellitus, tumores malignos, enfermedades cerebrovasculares, etc.,), es así, que la realidad en salud de nuestro colectivo supera la misma realidad, puesto que el informe en salud de nuestras secretarias encargadas de control y vigilancia no es la realidad imperante en salud de nuestro colectivo, y podríamos afirmar que es catastróficamente peor de lo mencionado por la secretaria de salud.
Un dato, que podría magnificar esta aproximación a la realidad, según la Subsecretaría de Integración y Desarrollo del Sector Salud Dirección General de Evaluación del Desempeño (2017) en el 2016 se otorgaron más de 390 millones de consultas médicas en el país, sin contar servicios extras (rayos X, laboratorio, prescripciones médicas, quirúrgicos, partos, etc.,), si tenemos en el país un aproximado de 500 mil médicos registrados, la pregunta es cómo se dio esa consulta médica y como resulto de benéfica para el colectivo estas consultas, en ese contexto se recompone una mirada que trata de vislumbrar otra realidad de un sistema de salud que obsequia agotamiento, omisión y privatización. De esta forma coexiste una compleja interacción entre políticas en salud, servicios, individuos y realidades.
Donde cabe mencionar, que el objetivo final de toda política social en salud sería adecuar los tipos de servicio, la distribución territorial y la calidad de estos, sin olvidar que los servicios en salud son la contraparte de necesidades sociales, económicas, educativas, culturales, de convivencia familiar. ¿Cómo aproximarnos a la realidad del paciente?, ¿Cómo procurar una realidad del sistema en salud, no contaminado por la información dogmática del Estado?, ¿Cómo demostrar la otra realidad no explicita de los documentos oficiales?, ¿Cuándo se olvidaron de nuestros colectivos?.