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Navidad

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Redacción

Reflexión obligada es el mensaje que envió el Papa Francisco, apenas unos días atrás, por vía Twitter: “La Navidad suele ser una fiesta ruidosa: nos vendría bien estar un poco en silencio, para oír la voz del Amor”. Y es cierto que si el origen de esta celebración tiene motivos religiosos, más que de diversión; como sucede también con la Semana Santa, que días que deberían ser de recogimiento y reflexión, los dedicamos a la diversión, al despilfarro y al desprendimiento de los verdaderos motivos religiosos.

Pero aprovechemos para ver un poco de los antecedentes religiosos de esta festividad: la Navidad, es una celebración tradicional que hacen algunas iglesias, entre ellas la católica, para rememorar el nacimiento de Jesucristo, tiene una larga historia. Empecemos por señalar el origen del vocablo Navidad: procede del latín “nativitas” que significa “nacimiento” y es, precisamente, este significado el que permite su uso para conmemorar, cada año, la “Natividad de Nuestro Señor Jesucristo”.

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Esta solemnidad se celebra el 25 de diciembre, de cada año –a partir de la reforma hecha al calendario juliano para pasar al calendario conocido como gregoriano, nombre derivado de su reformador, el papa Gregorio XIII-, en las Iglesias Católica, Anglicana, Ortodoxa rumana y en algunas comunidades protestantes.

Existen varias teorías sobre cómo se llegó a celebrar la Navidad el 25 de diciembre, que surgen desde diversos modos de indagar, según algunos datos conocidos, en qué fecha habría nacido Jesús. La evidencia más temprana de la preocupación por la fecha de la Navidad se encuentra en Alejandría, cerca del año 200 de nuestra era, cuando Clemente de Alejandría indica que ciertos teólogos egipcios “muy curiosos” asignan no solo el año sino también el día real del nacimiento de Cristo como 25 pashons copto (20 de mayo) en el vigésimo octavo año de Augusto. Desde 221, en la obra Chronographiai, Sexto Julio Africano popularizó el 25 de diciembre como la fecha del nacimiento de Jesús.

Entre las teorías sobre el origen del 25 de diciembre como día de la Navidad, destacan: la que defiende William J. Thige, ya en el siglo III se celebraba el nacimiento de Cristo el 25 de diciembre, aún antes de que los romanos celebraran la fiesta del Sol Invencible (Sol Invictus). Igualmente, para otros autores, la celebración en esta fecha se debe a la antigua celebración del nacimiento anual del Dios-Sol, en el solsticio de invierno (natalis invicti Solis), adaptada por la Iglesia católica en el tercer siglo d.C. para permitir la conversión de los pueblos paganos.

En Antioquía, probablemente en 386, Juan Crisóstomo impulsó a la comunidad a unir la celebración del nacimiento de Cristo con el del 25 de diciembre, aunque parte de la comunidad ya guardaba ese día por lo menos desde diez años antes; y en el Imperio romano, las celebraciones de Saturno, durante la semana del solsticio, que eran el acontecimiento social principal, llegaban a su apogeo el 25 de diciembre. Para hacer más fácil que los romanos pudiesen convertirse al cristianismo sin abandonar sus festividades, el papa Julio I pidió en el 350 que el nacimiento de Cristo fuera celebrado en esa misma fecha.

El papa Liberio decreta este día como el nacimiento de Jesús de Nazaret en 354. La primera mención de un banquete de Navidad en tal fecha en Constantinopla, data de 379, bajo Gregorio Nacianceno; y algunas tradiciones de la Navidad, particularmente las de Escandinavia, tienen su origen en la celebración germánica de Yule, como son el árbol de Navidad. Allí la Navidad se conoce como Yule (o jul).

Los germanos y escandinavos celebraban el 26 de diciembre el nacimiento de Frey, dios nórdico del Sol Naciente, la lluvia y la fertilidad. En esas fiestas adornaban un árbol perenne, que representaba al Yggdrasil o árbol del Universo, costumbre que se transformó en el árbol de Navidad, cuando llegó el Cristianismo al Norte de Europa.

Los aztecas celebraban durante el invierno, el advenimiento de Huitzilopochtli, Dios del Sol y de la Guerra, en el mes Panquetzaliztli, que equivaldría aproximadamente al período del 7 al 26 de diciembre de nuestro calendario. “Por esa razón y aprovechando la coincidencia de fechas, los primeros evangelizadores, los religiosos agustinos, promovieron la sustitución de personajes y así desaparecieron al dios prehispánico y mantuvieron la celebración, dándole características cristianas.”

Los incas celebraban el renacimiento de Inti o el dios Sol, la fiesta era llamada Cápac Raymi o Fiesta del Sol Poderoso que, por su extensión, también abarcaba y daba nombre al mes, por ende este era el primer mes del calendario inca. Esta fiesta era la contraparte del Inti Raymi de junio, pues el 23 de diciembre es el solsticio de verano austral y el Inti Raymi sucede en el solsticio de invierno austral. En el solsticio de verano austral el Sol alcanza su mayor poder (es viejo) y muere, pero vuelve a nacer para alcanzar su madurez en junio, luego declina hasta diciembre, y así se completa el ciclo de vida del Sol. Esta fiesta tenía una connotación de nacimiento, pues se realizaba una ceremonia de iniciación en la vida adulta de los varones jóvenes del imperio, dicha iniciación era conocida como Warachikuy.

Con datos de Wikipedia

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